Nadie está predestinado a sufrir Desde niño empecé a pensar que toda alegría era sólo el anuncio de que a continuación se presentaría alguna dificultad. Con el tiempo, terminé por convencerme de que estaba predestinado a sufrir, así que las frustraciones se sucedían unas tras otras en todo lo que emprendía, ya fuesen negocios o estudios.
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