nació en Paraguay. Por falta de trabajo se fue a la Argentina donde, después de transitar por varios trabajos, tiene hoy una empresa constructora. En esta entrevista realizada por , Félix cuenta cómo el conocer la Christian Science le dio la oportunidad de alcanzar el progreso que tanto anhelaba.
¿Qué te llevó a tomar la decisión de irte de tu país?
Como no había trabajo, ni bien me casé viajé para Argentina. Primero, lo ayudé a mi cuñado haciendo trabajos de albañilería, y al poco tiempo me contactó con algunas personas y pude empezar a trabajar en plomería, que era lo que me gustaba.
¿Cómo conociste la Christian Science?
Unos amigos me invitaron a una conferencia de la Christian Science. Fui y me impactó tanto que desde ese día empecé a estudiarla.
¿Te ayudó en los negocios?
De eso no tengo ninguna duda. Sucedió que al poco tiempo de llegar a Argentina, además de mi trabajo, mi señora y yo decidimos abrir un almacén. Y nos iba muy bien en ese negocio. Pero, vendíamos bebidas alcohólicas y con el tiempo comenzamos a sentir que eso no estaba de acuerdo con el estudio de la Christian Science. Por esa razón, después de 8 años, y en momentos en que nos iba de lo mejor, decidimos cerrar el almacén. Nos costó bastante tomar esa decisión porque yo tenía poco trabajo como plomero y no era continuo. Tenía mucho miedo de que no nos pudiéramos manejar sin el negocio, pero, a la vez, tenía la certeza de que si lo cerraba no nos iba a faltar nada. Incluso, cuando le avisamos a los proveedores que íbamos a cerrar no lo podían creer, porque nos iba muy bien. Sin embargo, “bajar la cortina” significó un progreso espiritual enorme y a mí nunca me faltó trabajo.
¿Cómo llegaste a tener tu propia empresa constructora?
Me llevó un tiempo. Recuerdo que hablando con un estudiante de experiencia de la Christian Science, me dijo que cuando pensara en mi negocio pensara en un río, en el que sus aguas nunca se cortan, que siempre fluyen. Eso quedó muy latente en mi pensamiento. Finalmente, la empresa se concretó cuando logré comprender que Dios es Todo-en-todo, que yo no tenía de qué preocuparme porque Él ya me había dado todo lo que necesitaba. Y esa comprensión vino acompañada de provisión.
¿Qué lugar tiene Dios en tu trabajo?
Primero está Dios. Antes de partir a mi trabajo leo selecciones de la Biblia y de Ciencia y Salud de acuerdo con la guía del Cuaderno Trimestral de la Christian Science. Y luego, cuando llego a mi trabajo oro por mí y por las demás personas. También les hablo para que los empleados tengan un pensamiento receptivo.
Si tengo algún obstáculo, corrijo mi pensamiento instantáneamente. Me digo: “¿A quién tengo que poner primero?” Y la respuesta es siempre: ¡A Dios! Tengo muy presente en mis tareas un versículo de la Biblia que dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). A veces, cuando hay algún malentendido con el personal, ellos solos se dan cuenta, e incluso piden disculpas.
Trato de realizar cada trabajo con honestidad y amor, para que la armonía también reine. Si tengo un problema con un cliente me siento a conversar y trato de llegar a un acuerdo con él, creo que mejor que discutir es orar. En ocasiones me han dicho: “Pero, ¿por qué no le contestaste? ¿Por qué te quedaste callado?” Siempre trato de enfrentar las situaciones con humildad.
Recuerdo que en una oportunidad tuve problemas con un proveedor que malinterpretó mi pedido de materiales. A todo esto, yo ya había recibido un adelanto del arquitecto con quien trabajaba. Esto significaba que el arquitecto no iba a recibir el material especial que había solicitado, sino otro estándar. Cuando le comenté esto a una persona amiga que estudia la Christian Science, me dijo que Dios nos provee de trabajo, no para que perdamos, sino para que ganemos. Después de orar durante una semana para poder encontrar una solución, volví a llamar al arquitecto para explicarle la situación y me dijo que, hablando con su cliente, éste había estado de acuerdo en hacer la obra con material estándar. Esto fue muy importante para mí porque vi cómo el problema se revirtió y la situación cambió. La verdad es que Dios siempre nos cuida.
¿Has tenido alguna curación con el estudio de esta Ciencia?
Efectivamente, tuve mi primera curación cuando estaba por regresar a Paraguay, porque el clima no me favorecía. Pensaba que el frío me afectaba, ya que cada invierno tenía que permanecer más de una semana en cama. No podía pararme, acostarme, afeitarme: no podía hacer nada. Esa situación se repitió por más de tres años y luego, cuando encontré la Christian Science, sané. Ocurrió que mi esposa se ofreció a llamar a una practicista de la Christian Science para que orara por mí. Como en la zona donde vivíamos no había teléfono ella viajó hasta un lugar desde donde se podía llamar. Pero no pudo localizar a la practicista. Entonces mi esposa recordó que en una ocasión esa misma persona le había dicho que Dios estaba primero, es decir, que había que pedirle ayuda primero a Él. De camino a casa, ella fue leyendo un Heraldo en el que había un artículo donde se relata cuando Cristo Jesús sana a un paralítico. Apenas regresó me lo dio para que lo leyera, sin avisarme que no había podido hablar por teléfono con la practicista. Lo leí, e instantes después me levanté sano. Esto que me ocurrió lo vieron todas los que estaban en mi hogar. No recuerdo exactamente qué decía el artículo, pero las ideas que contenía el Heraldo tuvieron un efecto en mí.
¿Has visto muchos cambios en tu vida desde que empezaste a estudiar la Christian Science?
Mi vida cambió ciento por ciento; mi carácter también cambió mucho. A través de la Ciencia uno va puliendo su pensamiento y lo va poniendo en orden como Dios quiere.