Antes de conocer Ciencia y Salud yo era ateo. Quería encontrarle un significado más profundo a la vida, y sufría de depresión y ansiedad.
Entonces, en 1992, un amigo me invitó a asistir a un servicio religioso dominical y por primera vez en mi vida escuché acerca de la “Christian Science”. Al principio, no podía entender nada, pero por curiosidad y gentileza, continué asistiendo.
Por esa época, un estudiante de intercambio de los Estados Unidos, que era Científico Cristiano, vino a quedarse conmigo por unos meses. Un día, discutimos acaloradamente. Él estaba muy enojado y se fue a su habitación. Más tarde, cuando pasé por allí, vi que estaba leyendo Ciencia y Salud. Muy pronto regresó a la sala totalmente calmado y de buen humor. Me impresionó el cambio de ánimo tan rápido. Él me dio mi primer ejemplar de Ciencia y Salud.
A medida que leía, sentía como que entraba a un mundo totalmente nuevo y desconocido. Obtuve una comprensión distinta del Divino, y aprendí que “todas las cosas son posibles para Dios” (Ciencia y Salud, pág. 180)
Yo había tratado de dejar de fumar y me había resultado muy difícil. La Christian Science me ayudó a dejar los malos hábitos fácilmente y con armonía. Fue maravilloso, como si nunca hubiera fumado o bebido.
La Christian Science cambió mi vida totalmente. Antes de encontrar Ciencia y Salud no podía pagar mi propio departamento. Hoy tengo un empleo interesante, y mi deseo de toda la vida de tener mi propio hogar se ha hecho realidad. Ahora mi vida es plena y llena de propósito.
Habiendo discernido el valor del libro, empecé por dárselo a todas las personas que me rodean. Ya no recuerdo cuántos he regalado, pero todas las personas que conozco tienen su propio ejemplar de Ciencia y Salud.
Rusia