Cuando yo tenía 19 años, mi padre estaba teniendo dificultades en su trabajo. Un amigo le dio un ejemplar de Ciencia y Salud, y aunque él es católico, las enseñanzas de este libro le resultaron interesantes y útiles. Muy pronto sus problemas se resolvieron por completo.
Poco tiempo después me corté la pierna muy gravemente, tanto que tenía la tibia expuesta. En lugar de llevarme al hospital, mi padre me dio Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy y me dijo: “Léelo, verás que es buena medicina”. Al término de la semana, no había rastro alguno de la herida. Mi pierna sanó completamente.
Me impresionaron mucho las ideas tan prácticas y profundas de este libro. Antes de leer Ciencia y Salud, pensaba que orar consistía en recitar palabras, pero a medida que leía comprendí que la oración no se trata simplemente de palabras, sino de comprender a Dios y nuestra relación con Él.
Posteriormente, decidí entrar en la práctica pública de la Christian Science, y en esa época tenía dificultades económicas. Entonces recordé lo que dijo Mary Baker Eddy en una ocasión cuando ella no tenía dinero: “La idea de dejar la Causa nunca se me ocurrió...” (Miscellany, pág. 214) Continué orando y estudiando Ciencia y Salud, y muy pronto pude comprar todo lo que necesitaba.
Mi padre sigue siendo católico, pero siempre que ve a alguno de sus amigos, con orgullo le dice: “Mi hijo es practicista de la Christian Science, y fui yo quien le dio a conocer Ciencia y Salud”.
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