Yo practico un deporte que se llama “paddle”, algo parecido al tenis. La diferencia es que la cancha tiene paredes alrededor y se juega generalmente en dobles.
Un día comenzó a dolerme el brazo derecho mientras practicaba este deporte. Así que me puse a orar reconociendo que Dios me hizo a Su imagen y semejanza. Sin embargo, la curación no se producía, y el brazo me molestaba cada vez más al jugar.
Como la molestia era notoria, unos amigos empezaron a decirme que fuera a ver a un médico especialista, otros aseguraban que este tipo de dolor no se podía sanar. Alguien incluso me dijo que, por mi edad, era lógico que empezara a tener estos problemas haciendo deportes. Yo no estaba de acuerdo con lo que ellos decían, pero ahora el dolor no solo se hacía presente cuando jugaba, sino que era cada vez más intenso y permanente.
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