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Somos protegidos al orar

Del número de septiembre de 2016 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en portugués


Se han producido ataques terroristas cada vez con más frecuencia en diferentes partes del mundo. Como resultado, la gente en todos lados se siente más vulnerable y desprotegida, y busca una verdadera solución. 

La Biblia nos da una guía sobre cómo vivir en paz, con seguridad y libertad. Incluye ejemplos de hombres y mujeres que superaron peligros y dificultades a través de la oración. Entre estos ejemplos se encuentran personas sencillas que no cedieron a la tentación de sentirse aterrorizadas cuando enfrentaron desafíos que parecían demasiado difíciles de superar.

David, quien llegó a ser rey de Israel, con frecuencia se volvía a Dios para adorarle, expresarle gratitud, y buscar Su guía. Como resultado de sus oraciones de adoración, gratitud y humildad, fue protegido de los intentos de asesinato de sus enemigos, que eran más grandes y fuertes que él. David fue al principio un humilde pastor, pero cuando dejó el redil, trajo consigo cualidades espirituales que había desarrollado, tales como fortaleza espiritual, inocencia y pureza, que lo capacitaron para confiar en Dios y vencer a Goliat (véase 1º Samuel 17:1–50), así como prevalecer en muchas otras luchas. De igual manera, al reconocer que Dios, el bien, es el único poder que existe, Elías enfrentó y venció a 450 profetas de Baal (véase 1º Reyes 18:17–40).

Cada uno de nosotros quizás tengamos que enfrentar gigantes como Goliat y “profetas de Baal”, es decir, desafíos que sugieren que existe otro poder aparte de Dios. Pero, como estudiantes de la Ciencia Cristiana, hallamos que cuando confiamos en Dios de todo corazón y comprendemos científicamente Su poder, nunca dejamos de superar desafíos. Mary Baker Eddy escribió en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “La oración que reforma al pecador y sana al enfermo es una fe absoluta en que todas las cosas son posibles para Dios, una comprensión espiritual de Él, un amor abnegado” (pág. 1). Cuando oro para comprender que hay un solo Dios —el Amor infinito, que creó todo el universo— y que somos Su imagen y semejanza, me siento unida al bien infinito, y capaz de superar el temor. Obtener esta comprensión ayuda a disminuir la creencia en el mal y destruye las evidencias del mal en la experiencia humana.

En la Ciencia Cristiana aprendemos que Dios lo hizo todo y vio que era “bueno en gran manera”, como dice en la Biblia (Génesis 1:31). Dios, el Amor ilimitado, creó todo lo que realmente existe, incluso el hombre. Reconocer que la creación del Amor es perfecta y completa, y es la única creación verdadera, saca a relucir el hecho de que el mal y el odio no tienen base en la realidad. Esta verdad espiritual destruye el fundamento de la creencia de que el mal pueda tener poder para manifestarse, y revela que, en realidad, el mal no tiene creador, principio o ley, porque Dios es el Principio divino, el único Principio que existe, el poder supremo que gobierna el universo en perfecta armonía mediante Su amor infinito. Es muy reconfortante orar, reconociendo que todos los hombres y mujeres fueron creados por Dios, que todos reflejamos a Dios y estamos gobernados por el mismo Principio divino, el Amor.

Un Dios que es Amor y creó todo muy bueno, solo puede ver a Su creación enteramente pura. Habacuc confirma esto en la Biblia, cuando se refiere a Dios de esta manera: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio” (1:13). Me siento reconfortada al saber que lo que los sentidos materiales ven como mortales materiales —criminales, terroristas, narcotraficantes, políticos corruptos— el Amor divino los ve como hijos espirituales y perfectos, que son puros, honrados y por siempre libres de malicia, deshonestidad y odio; que son amados tiernamente, y totalmente amorosos. En mis oraciones, me esfuerzo por reconocer que esta es la única forma en que Dios me ve a mí y a todos. Y yo me esfuerzo por ver a todos como el Padre nos ve. Esta oración contribuye a que disminuya el mal en sus diversas formas, incluido el terrorismo.

Debido a la ignorancia, el odio, la intolerancia, el temor y el orgullo —algunos de los factores que generan el terrorismo hoy en día— Cristo Jesús fue sometido a juicio, despreciado, flagelado y finalmente crucificado. No obstante, estando en la cruz, dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). ¡Qué compasivo era! Jesús sabía que el perdón genuino y el amor a la semejanza del Cristo, que resultan al ver a todos como Dios ve a Sus amados hijos, son la forma más eficaz de poner al descubierto, disminuir y finalmente destruir el mal. Si no fuera así, él no hubiera podido levantarse de la tumba y ascender por encima de toda creencia en la materialidad. Él definitivamente probó que el Cristo, la influencia divina que proclama el bien en la consciencia humana, es por siempre capaz de triunfar sobre el odio y el mal mediante su naturaleza del todo afectuosa. Y el Cristo está continuamente en acción, en nuestra consciencia y en la de todos.

En Ciencia y Salud leemos: “Jesús contemplaba en la Ciencia al hombre perfecto, que a él se le hacía aparente donde el hombre mortal y pecador se hace aparente a los mortales. En este hombre perfecto el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esta perspectiva correcta del hombre sanaba a los enfermos. Así Jesús enseñó que el reino de Dios está intacto, es universal, y que el hombre es puro y santo” (págs. 476–477). Todos vivimos en este reino de Dios, donde no hay mal o peligro alguno. Como todos somos los hijos puros y amados del Dios único y del todo amoroso, no puede haber fanatismo, odio o intolerancia. En la oración que bendice a todos, entendemos que, en realidad, el hombre solo puede ser amoroso, y jamás puede cometer actos de malicia o violencia. Esta verdad es verdad para nosotros y para todos. A medida que se comprende, destruye todo lo que sea desemejante al bien, y muestra que nosotros podemos tener dominio sobre el temor y el terror. Esta es la oración que nos protege eficazmente y contribuye a que tengamos un mundo más lleno de amor y paz.

Original en portugués

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