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Terminemos con el odio

Del número de septiembre de 2016 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Publicado originalmente en el Christian Science Monitor del 26 de febrero de 2016.


Nuestra forma de ver el mundo a nuestro alrededor, depende de nuestra perspectiva de la realidad. 

Cuando una persona común mira al otro lado de un cuarto, puede que vea principalmente un espacio vacío, con excepción de algunos muebles y una pared del otro lado. Sin embargo, un científico en ciencias físicas “ve” mucho más. Su experiencia y entrenamiento le permiten ver o entender “partículas y campos”, por ejemplo.

Con frecuencia me he preguntado qué habrá visto Cristo Jesús en el ambiente de su época. Los cuatro Evangelios indican que veía un mundo muy diferente del que vemos con los sentidos físicos. Él veía profundamente en la realidad que es espiritual. La Biblia dice que “Dios es amor” (1ºJuan 4:16). Y es evidente que Jesús veía la omnipotencia y totalidad de Dios, el Amor divino, en todas partes.

Esa comprensión lo capacitó para sanar leprosos y a aquellos que estaban ciegos o paralíticos, y a resucitar de la tumba, después de haber perdonado a los que lo habían puesto en la cruz. El gran hecho de que Dios es Amor, es una revelación; es el amanecer de la realidad en la consciencia. Y nos permite ver más acerca de la verdad espiritual, lo que puede resultar en curación, incluso del odio.

He aquí un ejemplo muy modesto: Una amiga mía se dio cuenta de que una compañera de trabajo estaba comenzando a tener una gran hostilidad hacia ella. Llegó un punto en que parecía que tendría que renunciar a su trabajo. Pero mientras oraba para obtener una sensación de paz respecto a su lugar de trabajo, le fue revelado de tal forma que Dios es Amor, que su pensamiento se transformó radicalmente. Percibió que Dios las amaba a ella y a su compañera; que el Amor divino siempre presente las amaba a las dos por igual, y que dos personas creadas por el mismo Dios existían naturalmente para expresar el amor de Dios, amándose una a otra. Era el estado normal de su existencia.

Un día en el trabajo, cuando pareció que la situación había llegado a un punto crítico, le dio a su compañera un afectuoso abrazo, y le dijo: “Qué tal si nos tratamos con amabilidad y cariño la una a la otra”. El odio se derritió en la nada, y muy pronto se transformaron en verdaderas amigas.

Por más pequeño que parezca este ejemplo, ilustra una verdad muy grande: Si uno es capaz de reconocer el poder y la presencia del Amor universal, puede acabar con el odio. ¿Quiere decir esto que tenemos que ignorar el odio? Todo lo contrario. Significa que podemos enfrentar y comenzar a disolver el odio en el mundo al discernir adecuadamente esta revelación del Amor. Vislumbrar la totalidad del Amor mediante la oración, tiene un impacto similar al efecto que produce encender la luz en un cuarto oscuro. Elimina todo lo que es desemejante a ella.

El hecho es que no somos indefensos, aun cuando nos enfrentemos a los ejemplos más agresivos de odio que parecen ser tan prominentes en nuestro mundo de hoy. Por medio de la oración podemos afirmar la realidad de la luz del Amor allí mismo donde la oscuridad del odio quiere existir. A veces escuchamos que la gente hace cosas terribles que parecen no tener explicación. Una forma de ayudar a evitar dichas acciones, es mirar con detenimiento cómo el odio, que con frecuencia es hipnótico, parece operar. Un ejemplo, que se ve casi todos los días en las noticias, es la mentalidad de aquellos asociados con el grupo del Estado Islámico. Los actos de odio han sido espantosos para la gente que ama la paz alrededor del mundo. El impacto de esas acciones de relativamente unos pocos, se ha afianzado en el pensamiento de individuos vulnerables, especialmente en la sociedad occidental. Y los ha llevado, a su vez, a realizar acciones destructivas contra muchos inocentes. Este tipo de oscuridad solo puede diseminarse cuando no hay luz.

La respuesta convencional ha sido matar a los que odian. Pero Cristo Jesús demostró que la revelación del Amor que viene a la consciencia humana, destruye el odio. Lo que se necesita es luz en lugar de más oscuridad. Tú puedes hacer una diferencia con la oración sanadora que ve más profundamente y más allá de la superficie del ambiente mental de temor y odio. Aquí mismo y ahora, tú puedes empezar a percibir vigorosamente la atmósfera de la totalidad y la luz de Dios, como el Amor por siempre presente.

La fundadora de esta publicación, Mary Baker Eddy, probó una y otra vez en su propio trabajo sanador, siguiendo las enseñanzas de Jesús, que el Amor divino prevalece. Ella escribió acerca del Amor: “¡Qué palabra ésta! Con asombro reverente me inclino ante ella. ¡Sobre cuántos miles de mundos tiene alcance y es soberana! Aquello que no se deriva de cosa alguna, lo incomparable, el Todo infinito del bien, el Dios único, es Amor” (Escritos Misceláneos 1883-1896, págs. 249-250). Una comprensión del Amor puede cambiar nuestra perspectiva del mundo. El odio puede ser eliminado. La luz del Amor vence la oscuridad del odio.

Publicado originalmente en el Christian Science Monitor del 26 de febrero de 2016.

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