Es con un corazón lleno de gratitud a Dios, nuestro Padre-Madre, a nuestro Maestro, Cristo Jesús, y a nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, que quiero hablar acerca de cómo hemos sido bendecidos mi comunidad y yo. Estoy muy agradecido por el Consolador prometido por el Maestro, que es la Ciencia Divina (véase Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 55).
Nuestra comunidad tenía varios problemas: falta de agua corriente (por más de 12 años), falta de luz en las calles y falta de transporte público, debido a las pobres condiciones en que estaba nuestra carretera principal. La carretera estaba en tan mal estado que los taxistas se negaban a transitar por ella. Cuando me mudé a este, no obstante, hermoso vecindario, ya hacía bastante tiempo que la carretera estaba en ese estado.
Estaba orando para saber que el Amor divino, Dios, jamás descuida ni abandona a Sus ideas.
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