La bendición que he recibido a través de la Christian Science es tan grande que me es difícil describirla. Ha hecho que mi vida valga la pena vivirla.
Hace unos veintinueve años una amiga a quien no había visto hacía muchos años me llamó la atención sobre la Christian Science y me invitó a que asistiera con ella a una reunión de testimonios de los miércoles. A pesar de que en aquel tiempo me veía en dificultades financieras, no me sentí dispuesta a aceptar su invitación. Sin embargo, cambié de opinión y la acompañé a la reunión.
La gran concurrencia y la amistad que se expresaban unos a otros los presentes, me impresionó muy favorablemente, pero a pesar de que la lectura del púlpito era en mi propio idioma me parecía como si estuviera oyendo una lengua extranjera. Aun con todo eso, continué asistiendo a menudo a esas reuniones del miércoles y también comencé a asistir a los servicios del domingo. Bien pronto descubrí que la Christian Science era la religión que había estado buscando en realidad, y me puse a estudiarla diligentemente. Las dificultades financieras desaparecieron cuando el Amor divino me señaló un camino nuevo que debía tomar.
Desde que comencé a estudiar el libro de texto, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, la Biblia se ha convertido en mi libro favorito. Después de haber asistido a varios servicios en una iglesia filial me pareció como si se me hubiesen caído escamas de los ojos, y percibí que Dios es Espíritu, tal como nos lo dice la Biblia y nos lo explica la Christian Science. De este modo comprendí como era posible que Dios pudiera estar siempre presente. Este fué el primer gran descubrimiento que se me reveló, y como resultado continué gozosamente el estudio que había comenzado. El camino no fué siempre fácil y sereno, pero yo sabía que no lo había sido para nuestro Maestro, Cristo Jesús, ni tampoco para nuestra amada Guía, Mrs. Eddy, en la época en que ella estaba revelando las grandes verdades del ser para beneficio de la humanidad.
No mucho después con la ayuda de una afectuosa practicista fuí sanada de un caso serio de envenenamiento producido por alimentos. La curación fué tan completa que sentí una felicidad como jamás antes había experimentado en mi vida. Podía comer todo lo que se me presentaba sin sentir jamás malos efectos.
Pocos años después me casé con un Científico Cristiano de nacionalidad sueca. A pesar de que no habíamos pensado ir a Suecia, fuimos guiados tiernamente a ir a establecernos en ese país poco antes del fin de la guerra. Podría relatar muchas bendiciones que hemos experimentado al tratar con las autoridades, al mudarnos a otro país, al buscar y hallar un hogar apropiado y en muchos otros casos. La bondad de Dios nunca falla; se renueva cada mañana.
Al poco de hallarme firme en la Christian Science tuve la alegría de hacerme miembro de La Iglesia Madre y además de una iglesia filial. También mi gran deseo de tomar clase facultativa fué satisfecho. Doy gracias a Dios por las múltiples bendiciones que he recibido, y a nuestra veneranda Guía por el libro de texto, como así mismo por todos los periódicos y las diversas actividades que ella ha establecido para nuestra protección y para la promoción de su gran descubrimiento. Mi más ardiente deseo es servir a nuestra Causa con todo mi corazón. — Hälsingborg, Suecia.