Me interesé por la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. en el año 1917, y desde entonces no he tenido otro médico. Mi primera visita a una Iglesia Científica de Cristo fué más bien por pura curiosidad; pero bien pronto me di cuenta de la desaparición de malas costumbres y de mi mal genio.
Hace algunos años al volver del trabajo le dije a mi esposa que no me sentía bien y le rogué que llamara a una practicista. Luego me retiré a mi habitación. Cuando mi esposa vino a verme me halló tendido sobre la cama, inconsciente, completamente vestido. Desperté de este estado recién al sexto día. Durante ese tiempo no me funcionaron ni los intestinos ni los riñones, tampoco había podido comer o beber. Estaba completamente sano.
En la página 167 de “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras,” Mary Baker Eddy dice: “Sólo por medio de una confianza radical en la Verdad puede realizarse el poder científico de la curación.” Mi esposa sabía que yo deseaba apoyarme solamente en el tratamiento según la Christian Science; de modo que se mantuvo firme y fiel, segura que la promesa del Salmo noventa y uno me protegería y que dice (verso 11): “Dará encargo a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos.”
En otra ocasión el automóvil en el cual viajaba fué chocado por un tren que lo hizo volcar, arrojándolo a un lado del camino contra un cambio de vías. El automóvil quedó tan destrozado que me tenía aprisionado entre el asiento y el techo; pero yo me aferré al pensamiento que Dios está en todas partes y que donde El estaba, también había lugar suficiente para mí como Su reflejo perfecto. El impacto descarriló el tren que inmediatamente se detuvo. Cuando yo salí por una de las ventanas sin un solo rasguño, la gente que se había aglomerado se maravilló que un milagro tal hubiera podido ocurrir.
He experimentado muchas otras curaciones tales como las de la pulmonía, influencia, angina, dolor de garganta y paludismo; además el hábito de fumar me abandonó instantáneamente. Les estoy sumamente agradecido a Dios, a Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino, a Mrs. Eddy, nuestra Guía, y a los practicistas y amigos que tanto me han ayudado y alentado. Una de mis bendiciones más grandes es el haber sido Primer Lector en una filial de la Iglesia Científica de Cristo. — Hurlingham, Prov. Buenos Aires, Argentina.