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Siendo lo que deseamos ver expresado

Del número de octubre de 1960 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“Según piensa en su alma, así es” fué la observación hecha acerca de un hombre en el libro de los Proverbios (23:7). Durante generaciones los hombres han meditado sobre esto con diversos grados de comprensión.

Para el sentido humano parecería como si estuviéramos viviendo en un universo que no es más grande que nuestra visión. Para ilustrar este punto diremos esto: A tres hombres se les rogó que fueran a un bosque e inspeccionaran un cierto árbol e informaran acerca de su investigación. El primero era un botánico. Lo examinó cuidadosamente y dijo: “Quercus alba,” lo cual significa “roble blanco.” El segundo era un poeta. Admiró al árbol desde varios puntos de vista y luego dijo: “Poderoso monarca de la selva.” El tercero era un comerciante en madera, el cual informó diciendo: “Quince mil pies de madera.” Cada uno hablaba del mismo árbol, sin embargo cada uno emitió su concepto individual del árbol.

En la Christian Science aprendemos que Dios, el bien, es la causa y creador únicos y que Su creación, el hombre, está constituido de ideas espirituales y jamás se ve confinado a la materia o restringido por las limitaciones humanas.

Sucede tan a menudo que al presentarse una situación inarmoniosa, pensamos que la armonía quedaría fácilmente establecida si algún otro cambiara. Mas no debiéramos esperar que suceda algo en la otra persona, pues a lo mejor nos tocaría esperar mucho tiempo. Debiéramos comenzar resolviendo nuestro concepto de la situación en pensamientos y luego reemplazando estos pensamientos por ideas del Alma. Pensemos acerca de las cualidades de pensamiento con que desearíamos vivir y luego vivamos cada una de ellas lo mejor que podamos según nuestra comprensión.

El reconocimiento que Mrs. Eddy daba de la importancia de ser lo que profesamos es señalada en la segunda serie de la obra We Knew Mary Baker Eddy (Nosotros conocimos a Mary Baker Eddy). Al hablar del poder del amor que sana instantáneamente se menciona que ella dijo (págs. 49, 50): “Sólo vivid el amor — sedlo — amad, amad, amad. No contempléis ninguna otra cosa que el Amor. Sed todo amor. Es lo único que importa. Llevará a cabo la obra. Sanará todo; resucitará a los muertos. No seáis otra cosa que el amor.” A sus alumnos no les fué dicho que le hicieran algo a alguien, pero que no fueran ellos mismos “otra cosa que el amor.”

Para aprender cómo podemos alcanzar la armonía en nuestra experiencia diaria es bueno usar el método de la metafísica descrito por Mrs. Eddy en la página 269 del libro de texto, Ciencia y Salud. Ella dice: “La metafísica resuelve las cosas en pensamientos y reemplaza los objetos de los sentidos por las ideas del Alma.” Seguir este método es de especial ayuda para la solución de los problemas de las relaciones humanas.

Una joven Científica Cristiana se casó con uno que no era estudiante de la Christian Science, y durante algunos años experimentaron muchas inarmonías. A menudo la joven se decía a sí misma: “Oh, si él fuera Científico Cristiano, ¡todo sería diverso!” En cierta ocasión durante esta experiencia la esposa escribió a su antiguo instructor de la Escuela Dominical de la Christian Science pidiéndole ayuda y del cual recibió la siguiente carta:

“Lo único que podemos hacer es vivir, haciéndolo tranquila, pacífica y provechosamente (para los demás) donde sea que estuviésemos. Dios nos abrirá el camino cuando hayamos hecho esto.

“Cumpla con sus obligaciones en este momento en que vive, goce lo más posible de la belleza, la alegría y la satisfacción que le ofrece el PRESENTE.”

En ese mismo instante la joven se propuso mentalmente de vivir en el presente y de ser aquello que ella quería ver manifestado. Meditó largamente e hizo una lista de cualidades con las cuales deseaba vivir, haciendo caso omiso de persona o apoyo extráneo. Esta lista incluía el deseo espiritual, la atención para con los demás, un sentido del buen humor, la consideración, la comprensión y el amor desinteresado. Se propuso vivir y amar en todo momento cada una de las cualidades que ella había listado, serlas día a día, segura que las vería cobrar forma exteriormente en su propia experiencia.

Casi en seguida se manifestaron en su hogar más armonía y unidad de pensamiento. Ella percibió que las cualidades que deseaba expresar y por las cuales había orado se manifestaron no sólo en su esposo mas también en sus niños. Hubieron ocasiones que para ella fueron un desafío, pero un hogar unido y feliz quedó establecido firmemente, y lo mejor fué que todos los miembros de la familia se convirtieron en sinceros estudiantes de la Christian Science. Con toda humildad aprendió ella cómo alcanzar la armonía practicando ella misma lo que deseaba ver expresado.

La Biblia nos dice (Juan 1:14) “El Verbo fué hecho carne,” es decir, el Cristo se manifestó en un modo que podía ser comprendido. Si hemos de vivir las cualidades que deseamos ver expresadas, debemos identificarlas con Dios, a quien la Christian Science revela como Mente infinita, Principio divino, Espíritu, Alma, Vida, Verdad y Amor. Por ejemplo, al referirnos a nuestro ser espiritual como la expresión de Dios podríamos decir: “En razón de que soy el reflejo del Amor, yo incluyo y expreso la suavidad, el tierno afecto del Amor mismo, y estoy satisfecho y soy completo.”

Cuando Cristo Jesús identificó su naturaleza con Dios, su Padre, declaró (Juan 10:30): “Yo y el Padre somos uno.” Al comprender que nuestro ser verdadero es uno con la Mente, la inteligencia de la Mente es la nuestra, y la comprensión de la Mente es también la nuestra.

El ser científicamente absolutos o espiritualmente positivos en nuestro modo de pensar no significa ser visionarios ni abstractos, mas esencialmente prácticos cuando vemos por reflejo lo que Dios ve, refutando los conceptos del error.

Seamos aquello con lo cual queremos vivir, con lo cual deseamos trabajar y que queremos que sea el mundo. Atesoremos las cualidades espirituales, amémoslas y vivámoslas, y entonces las hallaremos expresadas en todas partes. Este modo de vivir bendice a todo el mundo. Expresemos el gozo; seamos el hombre que Dios contempla.


Santificad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder con mansedumbre y reverencia a cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.— I Pedro 3:15.

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