Hace más o menos trece años oí por primera vez acerca de la gran verdad sanadora llamada Christian Science. Había estado en el ejército y al terminar la segunda guerra mundial fui traído del extranjero en malas condiciones físicas. Mi caso fué diagnosticado con el nombre de fatiga de batalla y prostración nerviosa. Además tenía una herida grande de metralla en la frente. Más tarde los médicos me informaron que abrigaban pocas esperanzas de que me restablecería.
Había orado a Dios durante toda mi vida y muchas veces había sentido que El estaba muy cerca de mí a pesar de que no comprendía exactamente qué o quién era Dios. Una tarde sentí como si me estuviera muriendo, y estaba orando con más sinceridad que nunca, cuando un ministro de la Christian Science de tiempo de guerra entró a mi habitación. Me dijo quién era y lo que hacía. Le confié todas mis dificultades y jamás olvidaré la ternura con que dijo: “Esto no es la verdad acerca de usted. Dios le ama, y Dios es Amor.”
Esas palabras fueron muy hermosas para mí, a pesar de que nunca había oído una explicación tal respecto a Dios. El ministro me dió literatura para que la leyera prometiéndome que me visitaría otra vez. Tan pronto se hubo marchado comencé a leer el Christian Science Sentinel que me había dejado. Lo leí de cabo a rabo y fué tanto lo que absorbió mi atención que ni me di cuenta de lo que pasaba a mi alrededor. Debo de haber leído por lo menos dos horas. Luego decidí levantarme, a pesar de que hacía mucho tiempo que no dejaba la cama. En el corredor había un teléfono público, de manera que llamé al ministro. Le dije que me había ocurrido algo maravilloso que no comprendía y le pedí que orara por mí. “Sí,” respondió, “algo maravilloso le ha ocurrido, y me pondré a trabajar por usted al momento.”
En el espacio de seis semanas sané completamente y fui dado de baja del ejército en perfectas condiciones físicas. Desde entonces he experimentado otras curaciones, entre ellas la de hemorroides y úlceras al estómago. Estoy muy agradecido por estas curaciones, pero aquello que más agradezco es el crecimiento espiritual que ha resultado de una comprensión mejor de Dios y de la relación del hombre para con El.
Creo sinceramente que la Christian Science es el Consolador que Jesús prometió nos guiaría hacia toda la verdad. ¡ Cuán agradecido estoy a nuestro Padre-Madre Dios por Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino, por la Christian Science y por su Descubridora y Fundadora, Mary Baker Eddy! También estoy agradecido por el trabajo de curación y redención de La Iglesia Madre y el de sus iglesias filiales y por ser yo mismo miembro de la Iglesia Científica de Cristo.—Albuquerque, New Mexico, E. U. A.