Escribo este testimonio con la más profunda gratitud por todo lo que la Christian Science ha hecho por mí y por otros a través del mundo.
Estoy muy agradecida por la curación de una afección a la piel muy molesta, que hizo necesario el devoto y consagrado trabajo tanto de un practicista de la Christian Science como también el mío. Hacía ya un tiempo que sentía como si todas mis oraciones y mi manera espiritual de pensar se hallaban obscurecidas por un sentido de pesadez. Una noche mientras iba caminando me puse a declarar la verdad lo mejor de que era capaz. De pronto sentí una convicción de que Dios estaba justo a mi lado y de que me hallaba sana.
Me detuve regocijándome por la clara vislumbre de la Verdad que se me había revelado. La curación se llevó a cabo en ese mismo momento y la afección jamás ha vuelto a molestarme. Esta experiencia me ha sido muy útil en muchas ocasiones cuando he sentido que estaba haciendo muy poco o a lo mejor ningún progreso. Dios está siempre presente, y si somos consecuentes se nos revelará la luz.
El poder de la Christian Science me fue nuevamente probado cuando nuestro automóvil chocó contra un pilar de un puente, quedando completamente destruído. Mi primera declaración en voz alta fue ésta: “Dios está justo aquí.” Pedí ayuda a un practicista de la Christian Science, quien al momento comenzó a orar devotamente por mí. Para acallar los temores de mi esposo, que no es Científico Cristiano, y al mismo tiempo para cumplir con lo requerido por la compañía de seguros, consentí en que se me tomaran radiografías de una mano y un hombro. Se descubrió que los huesos de la mano y el hombro habían sido fracturados, pero que se hallaban en posición justa y juntándose correctamente a los tres días después del accidente. Poco después la curación era completa.
Otra curación que experimenté fue la de un bocio que me impedía cantar. ¡Qué felicidad sentí al poder cantar nuevamente! La curación fue reconocida por otros que no se interesaban por la Christian Science, pero que pudieron percatarse del cambio que se operó en mis condiciones físicas.
Estoy tan, pero tan agradecida por toda la literatura de la Christian Science y por ser miembro de La Iglesia Madre, que me da la sensación de pertenecer a una gran Causa que trabaja por el bien. Mi ruego es que pueda hacer el bien diariamente.— Arlington, Minnesota, E.U.A.
