En Ciencia y Salud Mrs. Eddy escribe (pág. 237): “Una niñita que en ocasiones anteriores había escuchado a mis explicaciones se hirió un dedo gravemente. Al parecer no hizo caso. Cuando se le preguntó sobre ello, contestó ingenuamente: ‘No hay sensación en la materia.’ Se alejó saltando, con ojos rientes, y añadió poco después: ‘Mamá, el dedo no me duele nada.’ ”
Esta pequeña niña halló perfectamente natural el apoyarse radicalmente sobre la omnipotencia del Amor divino. Ella no dudó para nada pero se puso enteramente al cuidado del Amor. Esta situación podría haber sido muy penosa para esta niñita si su pensamiento se hubiera tornado a la herida, pero ella pudo eliminar el dolor totalmente.
Cada uno de nosotros podremos probar también la impotencia del dolor de acuerdo a nuestra comprensión espiritual. Mrs. Eddy hace este comentario acerca de ese incidente (ibid., pág. 237): “Hubiera tomado meses o años antes de que sus padres desecharan sus medicinas o alcanzaran la altura mental que su hijita adquirió tan naturalmente.”
No todos nos hallamos preparados para aceptar la enseñanza revolucionaria de la Christian Science que sostiene que “no hay sensación en la materia.” Pero la persona que ha comprobado que esta verdad es una realidad palpable percibe que es imposible aceptar simultáneamente el poder omnipotente del Amor divino, el bien, y el poder del dolor, el mal.
O son verdaderos los sentidos materiales y los males que infieren, y la existencia no tiene un Principio que la gobierne siendo la materia la que gobierna el universo, o por el contrario, Dios, el bien, el Todopoderoso lo gobierna mediante leyes bien definidas en las cuales no figura el mal. La mente humana debe escoger lo que por fuerza es inequívoco, como ocurre con todo aquello que separa la Verdad del error.
Elías dejó que la gente de su tiempo escogiera pues les hizo esta pregunta (1° de los Reyes 18:21): “¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones? si Jehová es Dios, seguidle; mas si lo es Baal, entonces seguidle a él.” Más adelante leemos: “Mas el pueblo no le respondió palabra.” Quizás se hayan abstenido de responder en razón de que deseaban seguir ambas opiniones haciendo un arreglo imposible, es decir, asentir con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, que aparecían a la gente como un poder muy verdadero y atemorizante, y con Elías que sólo proclamaba el mensaje impartido por la Mente divina.
No obstante, Elías fué el vencedor y el que demostró la protección omnipotente de su Dios. Probó que “uno solo del lado de Dios es mayoría.” De manera que no debiéramos permitir que las apariencias materiales nos preocuparan, aun cuando parecieran convincentes, mas en vez, buscar la Verdad, en razón de que esta es siempre omnipotente.
En ningún tema se acepta a un error como ley, mas antes es considerado como una equivocación o falsedad que debe ser revocado o eliminado. Los errores en las matemáticas no se estudian en ningún libro de texto serio, y los errores de ortografía no ocupan lugar en la enseñanza de los alumnos en las escuelas. Cuando aparece un error en nuestra aplicación de estos temas, inmediatamente buscamos el modo de estudiar más a fondo las reglas que rigen el caso. Usemos también este método científico en lo que respecta al problema del dolor.
El que esto escribe trabajó en un tiempo en un bosque y en cierta ocasión alborotó un avispero. Las avispas lo picaron y el dolor era muy fuerte. A pesar del dolor afirmó con comprensión y persistencia: “ ‘No hay sensación en la materia’, dado que el Amor divino está siempre presente y sólo el Amor es poderoso”. El dolor disminuyó casi en seguida y a los diez minutos había desaparecido completamente; la hinchazón también desapareció al instante. Así es como percibió que no importa cuál sea la dificultad, tenemos el privilegio y el deber de librarnos de la creencia negando su realidad.
Esta experiencia le aportó mucho gozo y gran gratitud. Fue para él una prueba absoluta de la totalidad del Amor y le ha ayudado para sobreponerse al reumatismo y los calambres, los cuales se desvanecieron prontamente cuando negó que la materia posee sensación en razón del poder absoluto del Amor divino. Estas curaciones le han ayudado a comprender mejor las palabras de nuestra Guía que aparecen en Ciencia y Salud en la página 228: “La esclavitud del hombre no es legítima. Cesará cuando el hombre tome posesión de su legado de libertad, su dominio, otorgado por Dios, sobre los sentidos materiales.”
El reconocimiento que la visión espiritual destruye el mal no es nuevo. Mrs. Eddy, no obstante, fue capaz de definir la verdad y señaló que las gloriosas demostraciones de Cristo Jesús hasta entonces consideradas milagrosas o imposibles de llevar a cabo en nuestra era, pueden ser emuladas en estos tiempos. Las enseñanzas prácticas de la Christian Science podrán eventualmente, según el grado de comprensión con el cual sean aplicadas, ofrecer el milenio a toda la humanidad tal como fue predicho por las Escrituras.