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El poder del Primer Mandamiento

Del número de enero de 1963 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En el Sermón de la Montaña, Cristo Jesús se refirió en las siguientes palabras a la ley divina que representan los Diez Mandamientos (Mateo 5:17, 18): “No penséis que vine a invalidar la Ley, o los Profetas: no vine a invalidar, sino a cumplir. Porque en verdad os digo, que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una jota ni un tilde pasará de la ley, hasta que el todo sea cumplido.”

Esta declaración del Maestro respecto a la vitalidad espiritual de la ley divina está de acuerdo con su propia obediencia a Dios como la única Vida e inteligencia del universo y del hombre. La armonía que experimenta el individuo mediante tal obediencia fue señalada por el profeta Isaías que dijo (Isaías 26:3): “Guardarás en perfecta paz al alma que se apoya en ti, por lo mismo que en ti confía.”

El Primer Mandamiento proclama (Exodo 20:3): “No tendrás otros dioses delante de mí.” La Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. honra al Dios único, o Mente, como supremo en bondad y en poder y el cual no incluye elemento alguno del mal.

En vista de que Dios es infinito y es la Mente única, podría preguntarse cómo explica la Christian Science la convicción general existente de que cada individuo posee una mente propia aparte de Dios. La obediencia al Primer Mandamiento no priva a nadie de individualidad propia. Por el contrario revela una aprehensión espiritual más profunda de la individualidad como la idea espiritual de Dios. En su obra Christian Healing (Curación Cristiana, pág. 14), Mary Baker Eddy, Descubridora y Fundadora de la Christian Science, escribe lo siguiente: “La Ciencia divina o metafísica revela el Principio y método de la perfección — cómo obtener una mente que esté en armonía con Dios, en simpatía con todo lo que está bien y en oposición a todo lo que está mal, y un cuerpo gobernado por esta mente.”

Este proceso no da como resultado la reunión de todas las mentalidades humanas en la Mente única. Provee, en vez, los medios científicos mediante los cuales el individuo puede comenzar a abandonar la creencia de que el mal se halla en la Mente, probando así mediante pasos progresivos que el bien y el mal no se mezclan en el hombre, el reflejo de Dios. Todo lo que encarnamos del Cristo, la Verdad, en nuestra consciencia, es la expresión individual eterna de la Mente única, Dios, que todo lo incluye, y todo aquello que no es bueno es irreal de modo que no forma parte de nuestra identidad verdadera.

Pablo escribió lo siguiente a los Efesios (4:2224): “que os desnudéis, tocante a vuestra pasada manera de vivir, del hombre viejo, que es corrupto, conforme a las concupiscencias engañosas; y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y que os revistáis del hombre nuevo, el cual, según la imagen de Dios, es creado en justicia y santidad verdadera.”

El estudiante de la Christian Science halla que la ley de Dios descubre al error en tal forma que lo capacita, si es sincero consigo mismo, a percibir que es una ilusión que debe ser abandonada aun cuando se presente disfrazada como el bien, pues al no tener origen en la Mente, Dios, no posee autoridad divina como ley.

La venida del Cristo, la Verdad, a la consciencia humana es la luz de la Ciencia divina que Jesús practicó. Para cada investigador sincero esta luz disipa algo de la oscuridad producida por la creencia de que el mal pueda estar incluido en la Mente. El Primer Mandamiento jamás se ve viciado aun cuando el proceso de superar o sobreponerse a aquello desemejante a Dios parezca prolongarse. El buscador sincero halla que este trabajo esencial de la salvación es una oportunidad espiritual que no debe desperdiciarse, pero que se extiende más allá de la tumba, tal como lo enseña la Christian Science.

Pablo fue inspirado divinamente cuando escribió esto a los Corintios: “¡He aquí ahora es el tiempo acepto! ¡he aquí ahora es el día de salvación!” (II Cor. 6:2). La eterna verdad contenida en el Primer Mandamiento puede aportar el bien inmediato si se busca la comprensión de este Principio divino y se demuestra. La ley que Cristo Jesús dijo sería duradera sigue siendo la verdad científica y demostrable que imperativa y proféticamente declara que nada existe en realidad excepto la Mente única y sus ideas, el bien y sus manifestaciones.

En el año 1901, en una entrevista con un representante del periódico New York Herald, le preguntaron a Mrs. Eddy acerca del alma del hombre. Ella respondió así: “No es el espíritu de Dios que habita en la arcilla, y que luego es retirado de esta, mas es Dios que preserva la individualidad y la personalidad hasta el final. Considero absurdo decir que cuando un hombre muere, de inmediato será mejor de lo que fue antes de la muerte. ¿Cómo puede ser esto? Su individualidad debe hacer progresos graduales hacia la perfección del Alma” (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany— La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea, pág. 344).

Mrs. Eddy ha señalado el camino mediante el cual cualquier persona debidamente encaminada puede probar en su propia experiencia que sólo el bien es la Mente. Será capaz de eliminar más y más las discordancias que se asocian con la creencia errónea de que el mal reside en la Mente.

Para demostrar el poder del Primer Mandamiento, el estudiante se esfuerza por cumplir por su parte con la urgente tarea de librarse a sí mismo y a los demás de la esclavitud que resulta de la creencia en la realidad del mal y sus efectos. Escucha la instrucción que Mrs. Eddy da en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras (pág. 353) y que dice: “Tenemos que abandonar lo espectral en todo. No debiéramos seguir admitiendo la superstición como algo que existe, sino más bien abandonar toda creencia en ella y ser sabios.”

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