Hace más o menos treinta años una buena amiga que era Científica Cristiana efectuó la curación de nuestro hijito de un año, de una afección al oído que había hecho necesario abrirle con lanceta al menos una vez al mes un oído u otro, desde que había nacido. Hasta esa época yo jamás había oído hablar de la Christian Science,Nombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”. pero “la necesidad del hombre” probó ser por cierto “la oportunidad de Dios.”
Esta amiga, que vivía en los altos de nuestra casa, se había encariñado muy tiernamente con nuestro hijito en los tres o cuatro meses que lo conocía, y un día en que el médico nos había visitado y atendido al niño, ella me dijo algo acerca del poder sanador de la Christian Science, y me rogó que le permitiera trabajar por el niño en caso que necesitara ayuda nuevamente.
No pasó mucho tiempo cuando a ella se le presentó la oportunidad de hacerlo, y cuando la llamé me pidió que le concediera una hora de plazo antes de llamar al médico. A los veinte minutos el niño cesó de llorar y pidió ir a ver a la amiga que había orado por él. Y este fue el fin de la afección al oído.
A pesar de que había sido pronosticado que probablemente quedaría sordo a los pocos meses, ahora oye perfectamente. Jamás ha sufrido de dolor de oído desde entonces. Cuenta ahora más de treinta años y durante la segunda guerra mundial sirvió en la marina, siendo protegido admirablemente.
Yo comencé a estudiar la Christian Science al tiempo que ocurrió esta curación y nuestros dos hijos y yo hemos experimentado muchas curaciones. Yo había sufrido de sinusitis, por lo cual había sido operada, pero la operación me ayudó poco. No obstante, después de haber estudiado durante algún tiempo el mal desapareció.
Lo que podría haber resultado en una seria quemadura cuando a nuestra hijita de dos años de edad se le derramó sopa hirviendo sobre un brazo, acabó por ser una curación instantánea. Nuestros dos niños fueron protegidos de la mayoría de las llamadas enfermedades de niños, y una o dos de ellas que hicieron su aparición fueron vencidas rápidamente.
Las meras palabras no podrían jamás expresar la gratitud que siento hacia Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, y hacia la practicista que tan afectuosamente me sostuvo en la hora de prueba. Agradezco también por todas las publicaciones periódicas y por el privilegio de haber recibido instrucción en una clase autorizada. — Detroit, Michigan, E. U. A.
