La Christian Science me fue presentada hace muchos años en una época en que me hallaba sufriendo de una profunda depresión. Una compañera de trabajo que había notado cuán infeliz era yo, me invitó a que conociera a su madre. Después de conocerla y conversar con ella seguí su consejo y fui a ver a una practicista de la Christian Science, la cual me inspiró gran confianza pues me recibió muy amablemente.
Me hizo dos preguntas. Una de ellas fue: “¿Cree Ud. en Dios?” a lo que respondí: “Por cierto que sí.”
Luego me preguntó: “¿Cree que Dios es capaz de hacer algo por Ud.?” Y mi respuesta fue: “Creo que por la humanidad en general sí, pero no por mí en mi situación actual!”
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!