En la obra “Julio César” por William Shakespeare hay un interesante comentario respecto a la dicha y las debilidades de la humanidad. Recordando que a los ojos del pueblo, César se había convertido en un dios, Casio dijo lo siguiente:
Cuando se hallaba en España tuvo fiebres, y al hacer presa en él, observé cómo temblaba. ¡Es verdad, ese dios temblaba!
¿Cuán grandes son los hombres? Han sido capaces de llevar a cabo hazañas casi increíbles mediante la ciencia física. Han descendido a grandes profundidades en el océano, han hecho vuelos aéreos más rápidos que la velocidad del sonido y han retornado intactos de viajes a la estratosfera. ¿Y sin embargo, si al igual que César, todavía se hallan sujetos a los estragos de la enfermedad, puede acaso decirse que han obtenido el dominio que buscan? ¿Hasta qué punto llega su grandeza, y cómo puede ser desarrollada para que incluya todas las fases de su experiencia?
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