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Deberes para hacer en la casa

Del número de abril de 1963 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“Más que mi porción diaria he apreciado los dichos de su boca.” Así se expresó Job en su búsqueda del Dios verdadero (23:12). Al tratar de solucionar sus problemas humanos percibió el valor, sí la necesidad de alimentar el pensamiento con la Palabra de Dios. Enseñarle al niño a espiritualizar el pensamiento mediante el estudio diario de la Biblia y el libro de texto, Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, es ponerlo ante una puerta abierta que no puede cerrarse.

En un artículo titulado: “La juventud y los jóvenes” publicado en 1907 y reimpreso en la obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea), pág. 274, Mrs. Eddy apela así: “Estimado lector: Pensar, sentir y actuar correctamente—al igual que la honestidad, la pureza y el desinterés en la juventud llevan al éxito, la intelectualidad y la felicidad en la madurez.” Los alumnos a quienes se les ha enseñado correctamente aprenden prontamente que la lección dominical ofrece el sustento para la contemplación diaria y les ayuda a temprana edad a formar hábitos duraderos de estudio regular y sistemático de la Christian Science. Tales hábitos establecen la base para “el pensar, sentir y actuar correctamente.”

Estudios especiales para hacer en la casa preparados devotamente son de gran ayuda cuando se construye sobre esta base. En las clases primarias pueden asignarse sencillos relatos de la Biblia que se ruega a los padres lean a sus niños y que por lo general es recibido con entusiasmo. Incluso en este deber pueden darse otros pasajes de la Biblia y de los escritos de nuestra Guía, tales como una definición del Glosario en nuestro libro de texto, un mandamiento o una bienaventuranza para aprender de memoria.

Los alumnos mayores responden con placer a los deberes asignados que se relacionan con un carácter o episodio bíblico. A veces estos se asignan en serie. Aparte de la vida desinteresada y las obras sin igual de Cristo Jesús, estos alumnos por lo general siguen con gran interés la ilustre carrera de José; la gran obra de Moisés a quien han aprendido a amar como el Legislador hebreo; la reconstrucción de las paredes de Jerusalem bajo la guía del intrépido Nehemías; los numerosos episodios que cuentan del establecimiento de las iglesias cristianas relatados en los Hechos de los Apóstoles como también muchas otras narraciones bíblicas. Los niños de toda edad aman los Salmos con su significado espiritual, y además otras narraciones de las Escrituras, pueden también ser incluídas de tiempo en tiempo en los deberes a hacerse en casa.

No obstante debería recordarse que cualquier deber de esta clase no constituye de por sí una lección de la Escuela Dominical. No existe substituto para las primeras lecciones y las siguientes, tal como lo señala la sección 3 del Artículo XX del Manual de la Iglesia. Pero nuestra Guía ha provisto en la Sección 2 del Artículo XX que a los niños de edad escolar debe enseñárseles las Escrituras, de manera que el profesor tiene la Biblia de la cual extraer aquello con lo cual ilustrará las lecciones. A medida que se analizan los deberes basados sobre las Escrituras en relación con estas lecciones, los niños aprenden, a la luz que vierten las enseñanzas de nuestra Guía, a hacer uso efectivo de esta importante carta de navegar para esta vida.

Los deberes también pueden incluir extractos de las obras de Mrs. Eddy y otras obras autorizadas de la Christian Science que deben estudiarse. Para los alumnos mayores, sobre todo aquellos que contemplan hacerse miembros de la iglesia, puede serles provechoso de vez en cuando el estudio del Manual de la Iglesia para hacerse en casa.

En las clases donde se les enseñan las lecciones, algunos profesores dan a los alumnos por adelantado, preguntas por escrito para ayudarles en el estudio de la Lección Sermón a llevarse a cabo en la casa. Los alumnos deben traer a clase las preguntas con anotaciones hechas por ellos que se refieren a la Lección Sermón y que responden a las preguntas. Este método ha probado tener mucho éxito para algunos profesores.

No obstante, se ha demostrado por experiencia que si se asignan deberes de esta especie, es menester vigilar los resultados muy cuidadosamente. Si los alumnos no cumplen con los deberes que se les asignan, es conveniente investigar la razón de esa falta de interés. Quizás las preguntas son demasiadas o son difíciles de responder. Si las preguntas fueran demasiado difíciles puede que sean de poco interés para el joven estudiante y tal vez lo confundan. Largas listas de preguntas preparadas por el profesor para el estudio en la casa, puede que desarrollen en el alumno una tendencia a apoyarse indebidamente en el profesor, lo cual le privaría de su propio desarrollo individual, o le haría concentrar toda su atención en la letra de la lección sin darle la importancia debida al espíritu. Por el contrario, una o dos preguntas interesantes sobre cada sección podrán ayudar al alumno a discernir los temas importantes de la lección y preparará el pensamiento para las preguntas que se formularán en clase.

Los buenos profesores de la Escuela Dominical ayudan a los alumnos a convertirse en sinceros estudiantes de la Christian Science. Si los deberes y el estudio en clase les enseña a aprender y lo que deben aprender, nuestros niños y niñas se convertirán en hombres y mujeres como “plantas, bien crecidos en su juventud” y “como pilastras labradas para el edificio de un palacio” (Salmo 144:12).


Te he enseñado el camino de la sabiduría, te he conducido
por veredas de rectitud. Cuando caminares,
no se estrecharán tus pasos; y cuando corrieres, no
tropezarás. ¡Ten asida la instrucción, no la sueltes;
guárdala, porque ella es tu vida! — Proverbios 4:11–13.

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