La gratitud es la nota tónica de la curación según la Christian ScienceNombre que Mary Baker Eddy dió a su descubrimiento (pronunciado Crischan Sáiens). La traducción literal de estas dos palabras es “Ciencia Cristiana”.. Abre las puertas para recibir la abundante efusión del bien proveniente del Amor tanto para el paciente como para el practicista. La gratitud y el dar se hallan correlacionados en la Christian Science. En estos tiempos en que el costo de la vida sigue en aumento, sería conveniente considerar en qué medida estamos dando.
Nuestra sabia y afectuosa Guía, Mary Baker Eddy, aconseja y amonesta tanto al practicista como al paciente en lo que concierne al asunto de la remuneración apropiada por tratamiento de la Christian Science. Su artículo titulado “The Laborer and his Hire” (El trabajador y su salario) en la página 214 de su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo, y Miscelánea) trata acerca de esto de manera muy clara, lo mismo que la pregunta y respuesta que aparece al principio de la página 13 de su obra “Rudimentos de la Ciencia Divina”.
Bajo el título de “Honorarios de los practicistas”, Mrs. Eddy dice en Miscellany (pág. 237): “Los honorarios de los practicistas de la Christian Science por tratamientos, debieran ser similares a los cobrados por médicos de buena reputación en sus respectivas comunidades.”
De esto puede deducirse que Mrs. Eddy esperaba que los honorarios cobrados por los practicistas de la Christian Science aumentarían en la misma proporción que aquellos cobrados por los practicistas médicos de la comunidad. Es obvio que nuestra Guía no se refería a los honorarios de los especialistas de hoy en día, mas pensaba en los honorarios razonables que cobra un buen médico. Además el practicista debiera tener presente que en tanto que en la práctica de la medicina el paciente ve por lo general al médico de cuando en cuando, en la práctica de la Christian Science puede que al practicista se le pida que suministre tratamiento diariamente hasta que el problema haya sido resuelto. En consecuencia, un sentido más profundo del Principio Divino, el Amor, da origen a lo justo y debe caracterizar toda la relación entre el practicista y el paciente.
La remuneración que debe pedirse por tratamiento en la Christian Science debe basarse sobre las condiciones locales y ser el resultado de la demostración. Por ejemplo, en areas metropolitanas donde el practicista debe mantener una oficina en el centro de la ciudad y debe para ello pagar un alquiler alto, la remuneración es naturalmente más alta que en una comunidad rural. Hablando en general, el practicista debe llegar a una remuneración adecuada, y desde esa base ajustar su honorario de acuerdo al lapso de tiempo en que ha suministrado tratamiento y la capacidad financiera del paciente. Nuestra Guía lo indica en el Manual de La Iglesia Madre, Artículo VIII, Sección 22, párrafo 2. Y aquí cabe llamar la atención a la gran importancia que tiene este estatuto en su integridad.
Por otra parte el paciente debiera percatarse de cuán aplicable es la declaración que nuestra Guía hace en su obra “Rudimentos de la Ciencia Divina” (página 14) y que dice: “El alumno que paga debe necesariamente aprender mejor que el que, pudiendo, no paga y no obstante espera y exige que otros le paguen.”
Además debiera recordarse que el practicista dedica todo su tiempo a la práctica y que el artículo XXV, Sección 9, del Manual le prohibe dedicarse a cualquier otra profesión o vocación en tanto que su nombre aparezca en la lista de practicistas publicada en el Christian Science Journal. La práctica de la Christian Science es un ministerio que debe seguirse con gran reverencia. Requiere que el practicista ore sin cesar y demanda de él una vida de absoluta dedicación. En el Artículo VIII, Sec. 22 se han enumerado como esenciales para la práctica, cualidades tales como la humanidad, la benevolencia, el perdón, la longanimidad y la habilidad de sobreponerse al mal por medio del bien.
Cuando el practicista y el paciente se ven inspirados por el Principio divino, nadie puede ser excluído de recibir tratamiento en Christian Science, en razón de una aparente dificultad financiera. Por el contrario, el tratamiento vence el mesmerismo de la pobreza. La gratitud por parte del practicista, le capacita para ver al hombre a semejanza de Dios, ni pobre ni rico. La gratitud de parte del paciente, lo torna ansioso de dar la compensación adecuada por los inapreciables beneficios que recibe.
Cristo Jesús, nuestro Mostrador del camino dijo (Lucas 6:38): “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando, darán en vuestro regazo; porque con la misma medida que midiereis, se os volverá a medir.” Ambos, tanto nuestro amado Maestro como nuestra venerada Guía, ejemplificaron esta manera de dar.
