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Un estudiante universitario escribe

“No tendrás otros dioses”

Del número de octubre de 1965 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los cristianos en todo el mundo se hallan familiarizados con el Primer Mandamiento que dice (Exodo 20:3): “No tendrás otros dioses delante de mí.” No obstante, muchos de nosotros hemos fracasado en la búsqueda de su significado completo.

Dado que la Ciencia Cristiana acepta como verdadero el relato de la creación que aparece en el primer capítulo del Génesis, ésta enseña que el hombre, creado a la imagen de Dios, debe reflejar la espiritualidad en vez de la materialidad.

Hace casi dos mil años Cristo Jesús probó que la comprensión de estas verdades acerca de Dios y el hombre sanan al enfermo y al pecador. Jesús sabía que la materia no puede sanar los males que aflijen a la humanidad, no importando cuanto se afirme que lo puede, y ésta es la razón que le indujo a no hacer uso de los remedios materiales que se hallaban disponibles en su época.

En realidad, el creer que una droga puede sanar es creer que Dios debe emplear un poder fuera de sí mismo para alcanzar ciertos resultados. ¿Acaso no significa esto tener “otros dioses”? ¡La medicina no es menos material que la imagen o los ídolos dorados de los antiguos! En verdad, la materia es sólo un concepto falso que desaparecerá en la proporción en que sea reemplazado por la comprensión verdadera acerca de Dios y el hombre.

La Ciencia Cristiana también enseña que el abstenerse meramente de los remedios y curas materiales no es suficiente. La condición mental errónea debe ser refutada y sanada. Debe ser reemplazada por la verdad, pues sólo de esta manera reconocemos a un Dios supremo.

Mrs. Eddy declara en Ciencia y Salud (pág. 167): “Sólo por medio de una confianza radical en la Verdad puede realizarse el poder científico de la curación.” Si para hallar alivio nos apoyamos en la materia, fortalecemos la aparente condición discordante, pues entonces damos crédito a la realidad de la mentira.

Dios no creó la materia dado que todo lo que El hizo es espiritual y armonioso. De modo que la materia no puede imponer condiciones al hombre. Entonces vemos que el mortal que perciben los sentidos físicos no es el hombre que Dios ha creado. Dios no creó al hombre mortal, ni lo creó sujeto al pecado, la enfermedad o los accidentes.

Las únicas condiciones a que debemos ajustarnos son aquellas infinitas, por Dios, es decir, el expresar la inteligencia y habilidad infinitas, salud ilimitada, visión y perspicacia sin restricciones, energías incansables y la abundancia del bien.

¿ Cómo sabe el Científico Cristiano que la interpretación de las Escrituras es correcta? ¡Pues, en razón de que está llevando a cabo las obras que prueban su fe! Jesús dijo: “En verdad, en verdad os digo: El que creyere en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y mayores que éstas hará, por cuanto yo voy al Padre” (Juan 14:12) y en la epístola de Santiago (2:18, 26): “Aún, alguien dirá: Tú tienes fe, y yo t obras: muéstrame tu fe sin tus obras, y yo por mis obras te mostraré mi fe. ... Porque así como el cuerpo sin el espíritu es muerto, así también la fe sin las obras correspondientes, es muestra.”

No obstante, el Científico Cristiano no condena a otros por sus creencias religiosas como tampoco espera que otros lo condenen a él. Tampoco trata de forzar sus creencias y convicciones sobre otra persona. Lo único que pide es lo que pidió Cristo Jesús (Juan 10:37, 38): “Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis: mas si las hago, aun cuando no me creáis a mí, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.”


¡ Cuán grande es tu bondad que has guardado
para los que te temen, que has obrado para los
que en ti confían delante de los hijos de los
hombres! ¡Bendito sea Jehová, porque ha hecho
maravillosa su misericordia conmigo, como
en ciudad fortalecida! — Salmo 31:19, 21.

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