Conocí la Ciencia Cristiana [Christian Science] por primera vez en una carpa que servía de sede de la Asociación Cristiana de Jóvenes en Francia durante la primera guerra mundial. Un día entré en la carpa para escribirle a mi hermana que en esa época estaba viviendo en el estado de Minnesota. Después de terminar la carta me llamó la atención la literatura de la Ciencia Cristiana que había en un estante para la distribución. Permanecí allí leyendo el Christian Science Monitor hasta la hora de cerrar y esta experiencia despertó en mí un gran deseo de comprender mejor esta Ciencia.
Después de volver a los Estados Unidos, conocí a una joven con quien me casé más tarde y que también hacía poco que era estudiante de la Ciencia. Continuamos nuestro estudio reconociendo con mucha gratitud las bendiciones ilimitadas que día a día recibía nuestra pequeña familia. Podría relatar innumerables curaciones maravillosas, incluso la de hemorroides, influenza, reumatismo inflamatorio, mas la que deseo relatar con más detalles es la curación de una afección al corazón.
Trabajaba como pintor de letreros en barcos y edificios en un gran astillero en la región del oeste. Un día sufrí un colapso en el lugar donde estaba empleado y fuí trasladado a la enfermería del astillero. El médico no estaba de manera que fuí examinado por la enfermera de turno. Los síntomas sugerían una afección al corazón. Rogué que me llevaran a mi casa.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!