Cuando tenía seis meses de edad, contraje meningitis a la espina dorsal y especialistas famosos me desahuciaron diagnosticando que viviría solamente cinco días.
La hermana de mi padre que era Científica Cristiana pidió permiso para quedarse conmigo por un rato. Me dijeron que cuando ella salió del cuarto pude moverme por la primera vez. Los médicos le habían dicho a mi madre que si sobrevivía, sería paralítica de modo que quedaron maravillados de mi curación que fue completa en ese mismo instante, excepto por un ojo que permaneció desviado. El trabajo devoto continuó y aproximadamente al cabo de un año el ojo se normalizó.
Mi madre se convirtió en una Científica Cristiana activa y yo me crié en la Ciencia, asistí a la Escuela Dominical desde los dos años hasta los 20, época en que me hice miembro de una iglesia filial.
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