Estas palabras de vida pronunciadas por Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” (Juan 11:25) aún resuenan a través de los siglos. Jesús pasó por la experiencia de la crucifixión para probar a todo el mundo y para siempre que la muerte y el mal no son verdaderos.
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