Recientemente apareció un aviso en las columnas de un diario local ofreciendo trabajo, que me llamó mucho la atención. Después de enumerar una serie de los requisitos necesarios para llenar cierta posición, el anuncio añadía estas significativas palabras: “La edad no tiene importancia.”
Esto hizo recordar vívidamente al autor un incidente que ocurrió hace algunos años, cuando dos amigos de aproximadamente la misma edad tenían entrevistas el mismo día para un empleo en perspectiva. Comentando poco después acerca de esto, uno de ellos dijo algo desanimado: “El problema en mi caso es que al parecer soy demasiado viejo.”
El otro con gran sorpresa dijo: “¡Pues, eso es ilógico, porque yo siempre parezco ser demasiado joven!” Los dos se echaron a reír, y muy pronto el problema del empleo quedó felizmente solucionado.
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