Recientemente, siendo aún muy nuevo en el estudio de la Ciencia Cristiana, aprendí, debido a una experiencia difícil por la cual pasé, que la apatía y el aburrimiento son el resultado de la creencia de que hay vida e inteligencia en la materia. Las cosas parecían sucederse lo mismo día tras día. En efecto, no estaba manifestando ninguna alegría, la cual me pertenecía realmente por ser hijo de Dios.
Una dolorosa condición física se me presentó en la espalda y la cadera que me dificultaba manejar y dado a que me gano el sustento manejando un pequeño camión, esta situación me alarmó bastante.
Un sábado por la tarde al regresar a casa, después de caminar del garage a la casa sufrí un colapso en el hall de entrada y no pude levantarme. Para los sentidos materiales yo había llegado al extremo a que se puede llegar. Como no me fuera posible ir al teléfono, le pedí a mi esposa que llamara a un practicista de la Ciencia Cristiana quien empezó inmediatamente a darme tratamiento por medio de la oración. Por recomendación de mi esposa, leí en la Biblia del libro de Job pues me parecía que estaba pasando por una experiencia similar a la de este patriarca que dijo: (3:25) “Me ha acontecido lo que temía grandemente, y lo que recelaba me ha sobrevenido”. Después de leer el libro de Job me dí cuenta que no podía darme por vencido ni perder mi fe debido a este período de prueba.
Mi esposa me arregló de modo que estuviera lo más cómodo posible ahí mismo donde me había caído y comencé a leer con gran atención Ciencia y Salud por Mrs. Eddy. También tenemos un disco con siete himnos de Mrs. Eddy y yo los cantaba al mismo tiempo que los tocábamos. Mi esposa y yo leímos casi toda la noche.
El domingo todavía me encontraba en el suelo y, cumpliendo con mis deseos, toda la familia fue a la iglesia. Para ayudarme seguí leyendo Ciencia y Salud y los periódicos de la Ciencia Cristiana.
El practicista me llamó más tarde y me instó a que expresara agradecimiento. Veinticuatro horas más tarde el dolor había desaparecido y pude moverme un poco y comer. El lunes pude caminar con ayuda e irme a la cama. El martes caminé sin ayuda y el miércoles volví a trabajar. También asistí al servicio de testimonios aquel miércoles por la noche.
Además nuestro hijo de catorce años hizo el lunes y el martes el trabajo que le indiqué el día anterior. Su hermana manejó el camión. En ningún momento hubo ningún reclamo de parte de mis clientes.
Naturalmente estoy muy agradecido por esta experiencia con la cual obtuve un gran progreso espiritual. También estoy agradecido por una declaración de la verdad que el practicista hiciera en su siguiente visita. Me dijo que, como hijo de Dios, yo realmente no había pasado por esta experiencia.
Esta curación trajo consigo también la restauración de mi alegría y ciertamente ésta es una alegría diferente que nunca había experimentado antes. Es la alegría de la gratitud. Estoy agradecido por haber comprendido, por lo menos hasta cierto grado, que soy una expresión de la Mente. Siento esto y canto o silbo diariamente por la comprensión de que ésta es la verdad del ser.
Tengo en gran estima el ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial y estoy muy agradecido también por el trabajo que desempeño en las actividades de la iglesia.
Occidental, California, E.U.A.