Recientemente, siendo aún muy nuevo en el estudio de la Ciencia Cristiana, aprendí, debido a una experiencia difícil por la cual pasé, que la apatía y el aburrimiento son el resultado de la creencia de que hay vida e inteligencia en la materia. Las cosas parecían sucederse lo mismo día tras día. En efecto, no estaba manifestando ninguna alegría, la cual me pertenecía realmente por ser hijo de Dios.
Una dolorosa condición física se me presentó en la espalda y la cadera que me dificultaba manejar y dado a que me gano el sustento manejando un pequeño camión, esta situación me alarmó bastante.
Un sábado por la tarde al regresar a casa, después de caminar del garage a la casa sufrí un colapso en el hall de entrada y no pude levantarme. Para los sentidos materiales yo había llegado al extremo a que se puede llegar. Como no me fuera posible ir al teléfono, le pedí a mi esposa que llamara a un practicista de la Ciencia Cristiana quien empezó inmediatamente a darme tratamiento por medio de la oración. Por recomendación de mi esposa, leí en la Biblia del libro de Job pues me parecía que estaba pasando por una experiencia similar a la de este patriarca que dijo: (3:25) “Me ha acontecido lo que temía grandemente, y lo que recelaba me ha sobrevenido”. Después de leer el libro de Job me dí cuenta que no podía darme por vencido ni perder mi fe debido a este período de prueba.
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