Nuestra Guía en la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, poseía la facultad de expresión concisa. Escogía sus palabras cuidadosamente y las usaba para dar el significado exacto de lo que deseaba expresar. En una de sus cartas, con dos frases cortas establece los cimientos para toda la práctica metafísica. Edificando sobre estos cimientos se pueden obtener resultados constructivos. Sus palabras me causaron una profunda impresión de modo que desearía relatarles la siguiente experiencia:
Un día llegué a mi oficina muy deprimido. Había estado luchando con una dificultad física que no parecía ceder, de manera que necesitaba ayuda. Al abrir la correspondencia, me sorprendió ver que alguien me había enviado un ejemplar del Christian Science Sentinel de fecha 4 de abril de 1936. En la parte superior de la página editorial aparecía un cuadrado que encerraba dos frases extraídas de una carta escrita por Mrs. Eddy en 1896, que decían: “El saber que hay sólo un Dios, una Causa, un efecto, una Mente, sana instantáneamente. Tened sólo un Dios, y vuestro reflejo de El efectúa la curación”.
Repentinamente la sensación de depresión fue olvidada. Si Mrs Eddy hubiera entrado en mi oficina y me hubiese dado ese mensaje en persona, no me habría impresionado con más fuerza.
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