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[Original en alemán]

Las bendiciones que aporta el ser miembro de una iglesia filial

Del número de julio de 1969 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Con determinada regularidad, las iglesias y sociedades de la Ciencia Cristiana invitan cordialmente desde el púlpito a que las personas interesadas en ser miembros presenten su solicitud.

Muy bien puede decirse que este llamado para servir en la iglesia tiene como base las siguientes consoladoras palabras de nuestro Señor y Maestro, Cristo Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28–30).

Por medio del estudio y la práctica, los estudiantes de la Ciencia Cristiana se dan cuenta de la importancia que tienen todos y cada uno de los dichos de Cristo Jesús. Sus palabras citadas, los consuelan y ayudan a mostrarles el camino verdadero que todo cristiano debe tomar. Los ayudan a abandonar las cargas, por lo general pesadas, de la creencia que supone que la vida es mortal, y los hace participar con gozo de la noción que el hombre es el reflejo de la Vida verdadera, el reflejo del Amor divino.

La creencia de vida en la materia nos haría sentir “trabajados” y “cargados”. La vida en Dios, la Mente todopoderosa, se experimenta a medida que uno llega a ser “manso y humilde de corazón”. La lucha misma por lograr los elevados ideales de una existencia gobernada por Dios, el bien, permite a la humanidad a hallar “descanso para [sus] almas”. La Ciencia Cristiana ayuda a sus estudiantes a comprender el verdadero significado de las palabras de nuestro Maestro, y aplicarlas a las actividades de la iglesia.

En el Glosario del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud (pág. 583) Mrs. Eddy nos da la siguiente definición de “Iglesia”:

“La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él.

“La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza humana, despertando el entendimiento dormido de sus creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y a la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos”.

¡Qué alegría y satisfacción se siente cuando formamos parte de un grupo que comparte ideas similares, cuando trabajamos con ellos y nos esforzamos todos por alcanzar el mismo ideal! Esta actitud mental conduce a una afiliación activa y armoniosa con la iglesia, y ayuda al desarrollo de una congregación heterogénea.

Aquella persona que sólo ve su propio interés y sólo se preocupa por satisfacer sus propias necesidades no le es posible comprender la magnitud y la diversidad de la creación infinita de Dios. Debido a su experiencia limitada y al concepto personal y estrecho que tiene de los más altos propósitos de la vida, a veces no está lo suficientemente consciente del plan de Dios y del cual otras personas, sí pudieran estarlo. Esta persona debería hacer un esfuerzo sincero por seguir un curso menos egoísta en su vida. Como miembro de la iglesia, a menudo tendrá que someterse a las decisiones de sus compañeros y también tendrá que aceptar el concepto que ellos tienen del bien.

Para ayudar a solucionar los problemas de una iglesia filial, es necesario que renunciemos al sentido personal del “yo”. El esfuerzo común por cooperar en bien de la iglesia, el unirnos en oración para ser guiados, y la confianza que todos tengan en el plan inteligente que tiene Dios para Sus hijos, revelarán las innumerables ideas divinas que están a mano para llevar a cabo cada tarea. Esta sagrada labor en pro de una iglesia filial no está limitada a un solo individuo; por el contrario, el pensamiento de todos los miembros es elevado al reconocimiento de lo que es el hombre verdadero, o sea, la idea espiritual de Dios la imagen y semejanza del Amor todopoderoso. De modo que el afiliarse a una iglesia fortalece a todos los miembros y les da un concepto más amplio de lo que son el amor y la unidad divinos.

Elevarse por encima de la limitación humana hacia la revelación de la unidad espiritual, puede que sea el yugo del cual habló Jesús. Sin embargo, inmediatamente después él añadió: “mi yugo es fácil”. Este yugo vence el concepto limitado y mortal — el testimonio de los sentidos materiales que parece tan real — y permite al hombre manifestarse en su luz verdadera, en la claridad de la perfección divina.

La creencia de que el trabajo de la iglesia impone un yugo que aumenta nuestras responsabilidades diarias o nuestras tareas hogareñas, se elimina cuando sentimos el deseo desinteresado de laborar para Dios. El “yugo es fácil”; el poder y la fortaleza divinos acompañan el esfuerzo desinteresado. Lo más grande y lo más preciado que existe en la tierra es el servir a Dios.

El estudiante de la Ciencia Cristiana crece cuando responde a la invitación de unirse a la iglesia. A medida que su comprensión del gobierno divino aumenta, su carácter se ennoblece. No solamente él recoge el fruto de las bendiciones de esta actividad, sino que también sus compañeros y los otros miembros comparten esta bendición. Indudablemente toda la humanidad siente el amor de este esfuerzo desinteresado.

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