Rafaelito tenía un compañero de clase que le gustaba pelear bruscamente. Su nombre era Iván, y había empezado a ir a la escuela mucho más antes que él.
Un día Rafaelito llevó a la escuela algo muy especial: un pequeño automóvil rojo de juguete suficientemente pequeño como para llevarlo en la mano. En el capó tenía inscritas las palabras “Jefe de Bomberos”. Unos días antes, Rafaelito y su papá habían visto este juguete en una tienda, y tan pronto lo vio Rafaelito se dio cuenta de que esto era lo que él siempre había deseado.
Un día, durante la hora de recreo, Iván vio el carrito de bomberos y se dirigió a Rafaelito. Amenazándolo le dijo: “Si no me lo das te pegaré”. Rafaelito decidió que lo mejor era dárselo y pensó que probablemente Iván se cansaría del juguete y se lo devolvería más tarde. Pero cuando llegó la hora de marcharse a casa Iván todavía lo tenía.
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