Tarde o temprano todo estudiante sincero de la Ciencia Cristiana se ve llamado a dar tratamiento. Esto no es algo que uno pueda posponer indefinidamente, por mucho que la mente carnal pueda argumentar que no tenemos ni el tiempo ni la comprensión suficientes para llevarlo a cabo.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!