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La Iglesia en Acción

Una estrella al timón

Del número de julio de 1969 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En la costa de California, los Científicos Cristianos han sido los que han descendido al mar desde 1912, ofreciendo publicaciones de la Ciencia Cristiana a los barcos de todas las nacionalidades que parten hacia puertos lejanos. El año pasado, el Comité de Distribución de Literatura en los Puertos, perteneciente a las Iglesias Científicas de Cristo del Sur de California, distribuyó numerosos ejemplares de literatura autorizada a bordo de aproximadamente 300 barcos provenientes de 33 países. He aquí algunos de los frutos de sus obras anteriores:

Cuando un Científico Cristiano subió a bordo de un barco noruego para distribuir nuestras publicaciones, conoció a un joven marinero que estaba a punto de suicidarse. Este joven se quejaba de que su familia lo había desheredado, y sentía que aun Dios lo había abandonado. El Científico Cristiano le aconsejó que orara, prometiéndole que lo ayudaría. Al día siguiente llevó al barco un ejemplar del The Christian Science Journal y le señaló un artículo titulado “La Unidad del Hombre con Dios”. Cuando el joven marinero partió tres días más tarde, era otra persona, pues había encontrado una razón para vivir. Este mismo barco volvió a Long Beach un par de meses más tarde, pero el marinero no estaba a bordo. El capitán contó que el muchacho había regresado a su hogar para retornar a sus estudios, y dijo que sus padres lo habían recibido con mucho afecto.

Las continuas disensiones causaban resentimiento entre los miembros de la tripulación de un barco griego, durante todo su travesía entre el Mar Egeo y Los Ángeles (California). El capitán comenzó a estudiar una copia impresa de una conferencia de la Ciencia Cristiana que había sido dejada a bordo. Después de obtener un concepto más acabado de fraternidad, sobre lo cual se hacía énfasis en la conferencia, el capitán encontró a toda la tripulación mucho más cordial.

El capitán de un carguero italiano, muy a menudo había tratado sobre religión con su camarero, quien había sido sanado por medio de la Ciencia Cristiana de añoranza v mareo. El capitán se mostraba muy escéptico de la fe que el muchacho tenía en su religión; pero un día, mientras estaba en la biblioteca del barco, su mirada descansó en un Heraldo italiano, y le llamó la atención el relato de un marinero que había sido salvado al comprender la verdad que encierran estas líneas de un poema de Mrs. Eddy (Himno No. 207 del Himnario de la Christian Science):

Aquí está la morada del Señor,
Su brazo nos rodea con amor.

Tiempo más tarde, cuando su buque carguero navegaba por el mar embravecido, agitado por una fuerte tormenta de primavera, el capitán perdió pie y fue arrojado al aire por encima de la borda. Y entonces, una enorme ola lo rodeó como si fuera un brazo de amor y lo empujó hacia atrás hasta que pudo asirse del pasamano. Él comprendió que lo que lo salvó fue su naciente entendimiento de la Ciencia Cristiana.

Ya no más escéptico, el capitán comenzó a estudiar la Ciencia Cristiana y ha solicitado ser miembro de La Iglesia Madre.

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