En la costa de California, los Científicos Cristianos han sido los que han descendido al mar desde 1912, ofreciendo publicaciones de la Ciencia Cristiana a los barcos de todas las nacionalidades que parten hacia puertos lejanos. El año pasado, el Comité de Distribución de Literatura en los Puertos, perteneciente a las Iglesias Científicas de Cristo del Sur de California, distribuyó numerosos ejemplares de literatura autorizada a bordo de aproximadamente 300 barcos provenientes de 33 países. He aquí algunos de los frutos de sus obras anteriores:
Cuando un Científico Cristiano subió a bordo de un barco noruego para distribuir nuestras publicaciones, conoció a un joven marinero que estaba a punto de suicidarse. Este joven se quejaba de que su familia lo había desheredado, y sentía que aun Dios lo había abandonado. El Científico Cristiano le aconsejó que orara, prometiéndole que lo ayudaría. Al día siguiente llevó al barco un ejemplar del The Christian Science Journal y le señaló un artículo titulado “La Unidad del Hombre con Dios”. Cuando el joven marinero partió tres días más tarde, era otra persona, pues había encontrado una razón para vivir. Este mismo barco volvió a Long Beach un par de meses más tarde, pero el marinero no estaba a bordo. El capitán contó que el muchacho había regresado a su hogar para retornar a sus estudios, y dijo que sus padres lo habían recibido con mucho afecto.
Las continuas disensiones causaban resentimiento entre los miembros de la tripulación de un barco griego, durante todo su travesía entre el Mar Egeo y Los Ángeles (California). El capitán comenzó a estudiar una copia impresa de una conferencia de la Ciencia Cristiana que había sido dejada a bordo. Después de obtener un concepto más acabado de fraternidad, sobre lo cual se hacía énfasis en la conferencia, el capitán encontró a toda la tripulación mucho más cordial.
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