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La Iglesia en acción

La Iglesia en acción

Del número de octubre de 1972 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una noche de verano en el parque

[A summer evening in the park]

¡Cómo, una conferencia sobre Ciencia Cristiana para jóvenes, en el parque?

Sí, dijeron los miembros de Segunda Iglesia de Cristo, Científico, Miami, Florida. Si es allí donde se reunen los jóvenes, allí iremos nosotros.

Y fue así como más de doscientos jóvenes se reunieron una noche de verano en el Parque Bayfront de la localidad de Coconut Grove para escuchar una charla ofrecida por Joseph G. Heard, miembro del Cuerpo de Conferenciantes de la Ciencia Cristiana. Fue una reunión muy sencilla, donde la mayoría de los asistentes estaban sentados sobre mantas en el césped. Si bien estaban presentes muchos jóvenes Científicos Cristianos, había muchos otros que escuchaban hablar sobre Ciencia Cristiana por primera vez. Entre éstos había estudiantes secundarios y universitarios, como también “gente del parque” que acostumbran ir regularmente a charlar con sus amigos y tocar la guitara y entretenerse.

Se notaba la ausencia de Científicos Cristianos de edad madura. O bien estaban en sus casas o en la Sala de Lectura apoyando con la oración este acontecimiento. Algunos de ellos vinieron después para conversar con los jóvenes, y algunos hasta trajeron bocadillos para compartir, lo que fue muy bien recibido por los concurrentes asiduos al parque, quienes siempre parecen tener un poquito de hambre. Uno de ellos le dijo a un miembro de la iglesia: “Francamente, nunca pensé que alguien pudiera preocuparse por uno”.

“¿Qué soy yo en realidad?” fue el título de la charla de media hora del Sr. Heard, la cual se ajustaba a las necesidades de la juventud actual. Fue seguida de animadas preguntas y respuestas. Los jóvenes preguntaron: ¿Hay algo malo en el amor libre? ¿No es necesaria la violencia en ciertos momentos? ¿Cómo se puede hablar contra las drogas sin nunca haberlas probado? ¿Cómo se explica la injusticia en el mundo? ¿Qué hacer cuando uno se siente como en un callejón sin salida? ¿Cómo se nace de nuevo?

Después del período de preguntas y respuestas los concurrentes espontáneamente formaron grupos para conversar sobre el tema. Unos jóvenes que nunca habían escuchado una charla sobre Ciencia Cristiana, bombardearon al conferenciante durante una hora después de la conferencia haciéndole preguntas sobre revolución, muerte, y el significado de la Verdad. Le agradecieron por esa “hermosa experiencia” y le dijeron que la iglesia debería ir allí regularmente para conversar con ellos.

Varias personas experimentadas en organización de actividades públicas se habían mostrado pesimistas respecto a la idea de ofrecer una conferencia en el parque. Advirtieron a los organizadores que muchas personas habían tratado de hacerlo antes y habían fracasado en su intento de acercarse a esos jóvenes, aduciendo que los jóvenes “no hacen caso”. Después de la conferencia uno de ellos expresó su sorpresa por la buena acogida que tuvo la charla y agregó: “Pero en realidad no es de sorprenderse, considerando lo que Uds. tienen para ofrecerles”.

Un policía, al ocupar su turno en el parque, se sintió preocupado por el gentío y dudaba de poder hacerle frente solo. Un joven Científico Cristiano dijo, refiriéndose al policía: “No obstante, durante la conferencia escuchaba atentamente, y hasta se puso a aceitar los columpios del lugar para que no chirriaran, y dijo que nunca había visto una multitud tan tranquila, y que ése había sido uno de los mejores viernes por la noche que jamás se habían visto en el parque”.

El comité de la juventud de Segunda Iglesia se hizo cargo de la comisión de conferencias para esa charla, pero fue tan vivificante la manera de compartir la Ciencia Cristiana con la comunidad que casi todos ayudaron de alguna manera. Desde los primeros preparativos se formó un comité metafísico para apoyar este acontecimiento. Los comités de la juventud de las iglesias filiales vecinas se unieron en una reunión de planificación para hacer los carteles y decidir sobre la publicidad de la conferencia. Durante varias noches, antes de la conferencia, armaron una mesa en el parque para distribuir invitaciones entre los jóvenes y despertar el interés en la conferencia. Una Científica Cristiana se había preguntado durante todo el verano qué podría hacer para ayudar al mundo: “Cuando comencé a trabajar en el proyecto de esta charla, percibí que ésta era mi oportunidad. Me di cuenta de que la mejor manera de compartir la Ciencia Cristiana es hacerme a un lado y dejar que la Verdad se comunique por sí sola”.

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