Mi primera relación con la Ciencia Cristiana ocurrió de la siguiente manera: Mi esposo y yo habíamos perdido nuestro primer hijo. Aunque en aquel entonces no era yo Científica Cristiana, me resistí a creer que el niño había muerto y no fui al funeral ni jamás he visitado su tumba. Tiempo después habría de enterarme que fue esta firme posición y mi reconocimiento de Dios como Vida lo que trajo como resultado mi curación de cualquier pesar que pudiera haber sentido.
Sin embargo, cuando pasábamos por esa experiencia estaba esperando mi segundo hijo. Me hallaba en una agonía mental poniendo en duda mis antiguas creencias acerca de Dios y la creación. Poco después del nacimiento de nuestra segunda hija, me desmayé en el hospital. Fue mientras leía una cita de Mrs. Eddy en un Sentinel de la Ciencia Cristiana, que una querida amiga me había traído, que obtuve mi primera curación. Por primera vez obtuve respuesta a mis preguntas sobre la Deidad, entonces recuperé mis energías y pude regresar a casa.
Estoy muy agradecida por Mrs. Eddy y por su dádiva a la humanidad. La Ciencia Cristiana, o la curación divina del Cristo, está con nosotros ahora, salvando y sanando al mundo. Estoy muy agradecida por el poder regenerador de la Ciencia Cristiana.
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