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¡A salvo!

Del número de enero de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante el carnaval en Brasil, muchos niños salen de la ciudad con sus padres. En una ocasión. la familia de Paulo pasó el fin de semana en la casa de unos amigos frente al mar.

El domingo, el cielo estaba azul y el sol brillaba sobre el mar. Paula, su hermanita Carla, sus amigos y sus padres, se fueron de pic-nic a la playa. Pero no pudieron meterse al agua, porque el mar estaba muy agitado. Las olas eran tan fuertes que ni los pescadores se atrevían a salir en sus botes.

Paula y sus amigos jugaron en la arena y luego decidieron caminar por la playa. La mamá de Paula les dijo que no entraran en el agua; sólo podían mojarse los pies.

Caminaron y caminaron, hundiendo los dedos de los pies en la arena húmeda. Les encantaba cuando las olas les bañaban los pies. Carla, que caminaba más cerca del mar, se agachó para recoger una conchilla blanca y brillante, cuando de repente una ola enorme rompió en la playa. Llegó con tanta fuerza, que la hizo caer y la arrastró hacia el mar.

Paula y sus amigos comenzaron a gritar: “¡Socorro! ¡Socorro!”

Las mamás estaban lejos y no los podían oír.

“¡Socorro! ¡Socorro!”

Dos pescadores vinieron corriendo y trajeron una soga para arrojársela a Carla tan pronto apareciera en la superficie. Pero no apareció.

Entonces Paula recordó lo que había aprendido en la Escuela Dominical.

Había aprendido que puedes orar en cualquier situación. Sabía que Dios siempre está presente para rescatarnos cuando necesitamos ayuda. Paula se alejó de sus amigos y de los pescadores, se sentó en la arena y comenzó a orar. Pensó que Dios es Amor. Él ama y cuida de todos Sus hijos, siempre. Y Dios ha creado el mar. Por lo tanto, el mar es bueno, pensó Paula. Y no podía causarle daño a Carla.

—¡Paula! ¡Paula!—gritaron los otros niños—. Una ola trajo de vuelta a Carla.

Paula se puso de pie de un salto y corrió a ver a su hermanita. Carla estaba acostada en la playa. Estaba muy cansada, pero bien. ¡Se sentía tan contenta de estar de nuevo en la playa!

Paula levantó a su hermana y la abrazó. Agradeció a Dios por salvar a Carla. Paula y sus amigos, llevando a Carla bien agarrada de la mano, regresaron caminando a donde estaban sus padres.

Ese Carnaval fue el mejor que Paula había tenido.

Más tarde, cuando volvieron a casa, Paula encontró este versículo en la Biblia: “Dios es nuestro amparo y fortaleza; nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Salmo 46:1.

Paula memorizó estas palabras, porque no quería olvidarse jamás lo cerca y poderosa que está la ayuda de Dios.

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