¿Estuviste alguna vez en un castillo de verdad? Esos que tienen torres altas, ventanas chiquitas y paredes muy gruesas, que visitaban los caballeros andantes. A veces tenían un puente levadizo que los hacía muy fuertes. Durante la Edad Media, en algunos países de Europa, el castillo era un lugar seguro. Cuando el enemigo atacaba, la gente del pueblo corría tan rápido como podía para entrar al castillo para protegerse. Y cuando todos estaban adentro, levantaban el puente levadizo, y estaban seguros.
El amor de Dios es como un castillo. La Biblia dice que Dios es nuestro refugio, nuestro lugar seguro. Dice: “Sé tú mi roca fuerte y fortaleza para salvarme. Porque tú eres mi roca y mi castillo”. Salmo 31:2, 3.
Cuando ocurre algo que te pone triste o preocupado, tú también puedes recurrir a Dios y estar a salvo. Los pensamientos tristes son como las flechas del enemigo. Pero no te pueden hacer daño, si pones tus pensamientos adentro del “castillo” seguro de Dios. Tú puedes hacer esto si piensas que eres el hijo de Dios. Él te quiere mucho y cuido de ti. Nunca te haría sentir triste o enfermo. Sólo te da el bien. Y protege y conserva el bien que te da.
A Víctor le encanta sentir que está en el castillo del amor de Dios. En una ocasión le dolía mucho el oído, y sintió que debía entrar en el castillo de Dios. Su mejor amigo Matías trató de consolarlo, pero no pudo. Y como ya no quería jugar, Matías se fue a su casa.
El Papá de Víctor víno y se sentó con él. Hablaron de que él es hijo de Dios, y que Dios lo quiere mucho y cuida de él. Dios está en todas partes. Él abraza y protege a todos Sus hijos. Los mantiene sanos y felices en el castillo de Su amor.
Muy pronto Víctor se sintió tranquilo. Sabía que estaba a salva en Dios. Se sintió tan bien que fue a la casa de Matías.
Pero cuando estaba en la casa de Matías, le volvió el dolor de oído. La mamá de Matías lo hizo recostarse en el sofá.
Y Víctor recordó que tenía que ir con sus pensamientos al castillo, donde pudiera sentir el amor que Dios tiene por él. De pronto, Víctor sintió que todo estaba bien. Saltó del sofá y se fue con Matías y otro chico a jugar. La mamá de Matías estaba contenta de ver que el dolor de oído había desaparecido. Y Víctor estaba muy contento también. Sabía que Dios lo había hecho sentirse bien.
Más tarde, Víctor hizo un castillo con cartón muy grueso. Hizo un puente levadizo y una torre de vigilancia para su castillo. También hizo unos caballeros pequeños que podía mover alrededor del castillo. Lo puso en la sala de estar para que toda la familia pudiera verlo. Quería que el castillo les recordara que Dios siempre nos protege y cuida de nosotros. También quería que su hermana supiera esto. En una ocasión ella tuvo una curación en el castillo de Dios. Pero esa es otra historia.