La colina, di, Pastor,
cómo he de subir;
cómo a tu rebaño
yo debo apacentar.
Fiel Tu voz escucharé,
para nunca errar;
y con gozo seguiré
por el duro andar.
Del número de enero de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana
La colina, di, Pastor,
cómo he de subir;
cómo a tu rebaño
yo debo apacentar.
Fiel Tu voz escucharé,
para nunca errar;
y con gozo seguiré
por el duro andar.