¿Has pensado esto de ti alguna vez? Quizás hayas pensado que eres hijo de la Escuela Dominical. Pero piensa por un momento lo que significa ser "hijo de la Iglesia". Así fue como Mary Baker Eddy veía su propia herencia religiosa. Ella tenía un increíble respeto e interés por aquellas personas que vivían su amor a Dios: congregacionalistas, bautistas, metodistas. Los elogiaba con frases como esta: "...estaban dispuestos a renunciar a todo por Él. ... Eran héroes en la lucha; ... Sus convicciones eran honestas, y las vivían;..."Mensaje a La Iglesia Madre para 1901, pág. 32. Ella veía la belleza de la Iglesia expresada en la vida de dichas personas.
Tal vez no hayas pensado que eres hijo de la Iglesia. Sin embargo, tu interés en leer esta serie sobre la Ciencia Cristiana es evidencia de que lo eres. Es cierto, nuestras vidas están modeladas y formadas por una amplia gama de influencias: familia y amigos, estudios, carreras, medios de comunicación, todo tipo de instituciones. Pero ninguna de ellas tiene el potencial de labrar nuestra experiencia como la Iglesia. Cuando empieces a comprender, admitir y valorar en qué medida eres hijo de la Iglesia, tu progreso será cada vez mayor.
Aquí nos estamos refiriendo a la organización humana, la gente y las actividades, los sucesos y las maneras en que has servido a tu iglesia. Pero también estamos hablando de algo que es el fundamento de todo esto. La Iglesia incluye ideales y enseñanzas espirituales. Entraña algunos de los sentimientos más poderosos de nuestra vida. Nos alienta a tener visión y propósito. Nutre en la consciencia la revelación de la Verdad. Sí, la Iglesia verdadera y su actual manifestación te define y redefine de una manera única, como nada más puede hacerlo.
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