Yo siempre he gozado de buena vista, pero hace un par de años encontré que tenía cada vez más dificultad para ver. En un momento hasta me costaba discernir el rostro de las personas cierta distancia. Y la lectura a veces también se hacía engorrosa.
Tomé esta situación con calma porque sabía que al recurrir a Dios en oración podía tener una hermosa oportunidad para profundizar en todo lo que había venido aprendiendo con el estudio de la Ciencia Cristianan.
Sentí gratitud de poder hacer esto, e incluso pensé que si tenía que usar anteojos recurriría a ellos, pero sin que fuera definitivo. No tuve que llegar a esa situación. En algunos momentos tuve que ayudarme con una lupa, pero todo era tranquilo y en calma.
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