En una oportunidad, me encontré con una amiga a quien hacía mucho tiempo que no veía. Ella me contó que había tenido una seria infección en el riñón. Entonces empezó a contarme en detalle los síntomas que había tenido y lo que padeció. En algún momento de la conversación me sentí impresionada por lo que decía y reviví en mi pensamiento todo lo que mi amiga contaba. Nos despedimos, y no volví a pensar en aquel encuentro.
A los pocos días, estaba realizando algunas tareas en el hogar cuando repentinamente me sentí mal. Tuve que dejar de trabajar. Fui al baño y noté que estaba sangrando. Es más, empecé a ir al baño cada cinco minutos. Me alarmé mucho cuando comprendí que presentaba todos los síntomas descritos por mi amiga.
Orar todos los días continúa espiritualizando mi pensamiento, y me hace sentir en paz.
Fui a recostarme y a leer el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Buscaba inspiración, como lo había hecho en otras instancias en que había tenido un problema. Oré a Dios para que me revelara cómo podía enfrentar esta situación.
En Ciencia y Salud leí: “Aprenderás también que en la Ciencia no hay transferencia de sugestiones malévolas de un mortal a otro, pues hay una sola Mente, y esta Mente siempre presente y omnipotente es reflejada por el hombre y gobierna el universo entero” (pág. 496). Este pasaje me ayudó a comprender que había sido “sugestionada” por el relato tan detallado de mi amiga.
Continué leyendo el libro y por la noche me sentí mejor. Al día siguiente, cuando desperté estaba bien. La condición se había desvanecido como si se tratara de un sueño.
Esa fue para mí una oportunidad para reconocer el poder sanador del Cristo, la idea espiritual de Dios. De esta experiencia aprendí que es muy importante estar alerta y cuidar nuestros pensamientos para que no sean influenciados por creencias falsas, como suponer que la enfermedad es real; creencias que jamás provienen de Dios.
Cuando somos tentados a aceptar esas creencias, abrimos la puerta al temor. Mary Baker Eddy dice que “el temor es la fuente de la enfermedad” (Ciencia y Salud, pág. 391). Entonces es importante calmar el temor, o sea la desesperación de pensar que algo malo nos puede pasar, con la certeza de que Dios es el único poder que existe.
Para proteger mis pensamientos, cada mañana oro pensando en la “Oración diaria” que nos dio la Sra. Eddy: “ ‘Venga Tu reino’; haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y los gobierne!” (Manual de La Iglesia Madre, pág. 41).
Orar todos los días continúa espiritualizando mi pensamiento, y me hace sentir en paz. Las personas que me rodean han notado esto. De hecho, una vecina me dijo que “irradiaba felicidad”.
Cada uno de nosotros es el reflejo de Dios y expresa Sus cualidades espirituales, tales como bondad y humildad, así como también receptividad y fortaleza espiritual.
Estoy muy agradecida a Dios por esta curación, y por tantas otras que he tenido gracias al estudio de la Ciencia Cristiana.
Lima
