Es un hecho que podemos percibir y experimentar libertad, seguridad y guía, en medio del caos más grande. ¿Cómo es posible esto? Gracias a los “guías espirituales”, como Mary Baker Eddy define a los ángeles, que se manifiestan independientemente del tiempo y el espacio (véase Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 299). No obstante, para poder discernir estas intuiciones espirituales y distinguir entre el razonamiento humano y la guía divina, es necesaria cierta práctica de “escuchar”. Ocasionalmente, es posible que sea necesaria una “provocación” a fin de que uno se vuelva de todo corazón, y escuche con mucho cuidado, a esta guía interior.
En una ocasión, tuve una experiencia que ilustra esto. Una tarde cálida, estaba caminando por el “Prado de Teresa” como se llama el lugar donde tiene lugar la Feria de Octubre, Oktoberfest, en Munich. Se encuentra ubicado entre la estación de tren y el metro (que yo necesitaba tomar para llegar a mi destino final), y estaba contenta de poder visitar la Oktoberfest otra vez; hacía muchos años que había estado allí. Era interesante y entretenido observar a la multitud vestida con sus trajes típicos, dirndl, y sus shorts de cuero, lederhosen, arremolinarse por la feria con su amplia variedad de tentadoras atracciones. Sin embargo, yo llevaba mis pertenencias en una mochila, y a mitad de camino por la feria, empecé a sentir un dolor cada vez más fuerte en la cadera, ¡aunque me detuve a descansar en un puesto de pastelitos de fruta! Sí, la mochila era pesada, pero yo la había cargado varias veces antes sin ningún problema, por eso me sorprendió que esta vez me costara cada vez más caminar. Al llegar al final de la feria y lejos de las multitudes, me detuve a descansar, y puse la mochila en el suelo. De una de las atracciones escuché una risa fuerte, era la “Casa de diversiones”; y una voz fuerte prometía que te haría reír. ¡Un invitación oportuna para sentirse feliz, o eso parecía!
Moverme libremente sin impedimentos era parte de mi verdadera identidad, por ser la expresión del ser armonioso de Dios.
Pensé: “¡La verdad es que no tengo ningunas ganas de reírme!” Inmediatamente me vino una idea de un pasaje de Ciencia y Salud, donde dice que los placeres y dolores de los sentidos son, esencialmente, dos caras de la misma “moneda”, y que ambos son ilusiones humanas (véase pág. 265). No provienen de Dios, por lo tanto, no tienen ningún poder sobre el hombre espiritual, quien expresa la naturaleza y las cualidades intactas de Dios, y por ende, solo puede incluir el bien. De modo que los dolores de los sentidos tampoco tenían dominio sobre mí, la idea espiritual de Dios. Me regocijé por este pensamiento angelical. Me permitió elevarme mentalmente, y comprender espiritualmente que la capacidad de moverme con total libertad y sin impedimento alguno, formaba parte de mi verdadera identidad, por ser la expresión del ser armonioso de Dios, sin su presunto opuesto de carga y dolor. Aunque el dolor persistía, cuando estas ideas inundaron mi consciencia, me embargó una alegría muy grande. Sin embargo, muy pronto descubrí que debía defender estas ideas.
Al final de la feria noté que había un puesto de bicitaxis. Me vino el pensamiento: “¿Por qué no tomas un bicitaxi hasta la estación del metro? Esto sería mucho más conveniente”. Sin embargo, me di cuenta de que esa idea probablemente no había surgido por intuición espiritual. ¿Por qué? Porque si la “libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Ciencia y Salud, pág. 227), es mía ahora, yo realmente debía y deseaba tener la expectativa de poder caminar sin sentir ningún dolor.
Continué caminando hacia la estación del metro, donde un niño muy cordialmente me ayudó a comprar el boleto correcto. Muy contenta y profundamente agradecida, me senté, llegué a destino, y después de caminar un poco más, llegué al hostal. Los dolores habían desaparecido. Tampoco regresaron al día siguiente, cuando con toda libertad continué mi viaje a Italia, lo cual incluyó dos viajes más a pie.
Para mí, Ciencia y Salud explica la manera correcta de escuchar en el siguiente pasaje junto al título marginal “El sentido verdadero”. El pasaje comienza con una declaración de Job, quien dice: “ ‘De oídas Te había oído; mas ahora mis ojos Te ven’”. Y el pasaje continúa: “Los mortales se harán eco del pensamiento de Job cuando los supuestos dolores y placeres de la materia cesen de predominar. Entonces abandonarán la evaluación falsa de la vida y la felicidad, de la alegría y el pesar, y alcanzarán la dicha de amar desinteresadamente, de trabajar pacientemente y de vencer todo lo que sea desemejante a Dios. Al partir desde un punto de vista más alto, uno se eleva espontáneamente, así como la luz emite luz sin esfuerzo; pues ‘donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón’ ” (pág. 262).
Después de todo, la pasé muy bien en la Oktoberfest, con una “escolta” celestial de ángeles que me ayudaron a recuperar mi libertad. Al año siguiente, recordé con gratitud mi experiencia cuando con alegría acompañé a un invitado a todo lo largo del Prado de Teresa bajo una lluvia torrencial, desde la perspectiva más elevada de que la alegría está siempre presente. ¡Te deseo que tú también, disfrutes de esa alegría, ¡ya sea con o sin la Oktoberfest!
Michaela von Burski, Freiburg
