“Hoy en día, el poder sanador de la Verdad se demuestra extensamente como una Ciencia inmanente y eterna, en vez de la exhibición de un fenómeno” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 150).
Hace unos tres años, mis hijos adultos comentaron que yo había perdido mucho peso y me recomendaron que fuera al hospital. Me hicieron ver mi apariencia física, cosa que yo no había notado. Pero, no seguí su consejo. Tiempo después, noté que tenía en el seno unos bultos muy dolorosos. No necesitaba consultar con un médico para sospechar que estos podrían ser síntomas de cáncer, puesto que los medios de comunicación estaban hablando sobre eso todos los días y dando descripciones de los mismos. También sentía dolores en el útero.
Como había sido sanada de una enfermedad incurable por medio de la Ciencia Cristiana hacía 33 años, yo había adoptado este sistema de curación por la oración. De modo que cuando se presentó este problema, me volví a Dios de todo corazón para tranquilizar mi temor y sanar del problema.
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