Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“Apacienta mis ovejas” —Profundicemos nuestro compromiso con la curación

Del número de octubre de 2015 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Publicado originalmente en el Christian Science Journal de Febrero de 2015.


Para Valerie Unger la instrucción de Cristo Jesús, “Apacienta mis ovejas”, en la que ha estado pensando mucho últimamente, es la adecuada descripción de un puesto de trabajo. Como Gerente de las Actividades de las Filiales y Salas de Lectura de La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, piensa que dicha instrucción se ha transformado en un faro para ella y sus colegas, que los guía al alimentar a las filiales y sociedades, y al ayudarlas a fortalecer su fundamento en la curación-Cristo.

De modo que, en septiembre último, cuando la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana de La Iglesia Madre invitó a miembros de sus filiales y sociedades a pensar y a orar más profundamente por su misión sanadora  —tanto individual como colectivamente— la oficina de Actividades de las Filiales y Salas de Lectura, naturalmente apoyó estas reuniones.

Val, cuéntanos de qué manera tu oficina apoya las reuniones de la iglesia que se están realizando ahora.

Te diré que nos encanta que la Junta Directiva les haya pedido a todos los miembros de cada iglesia filial alrededor del mundo, que este año oren por la misión sanadora de la iglesia. Yo ya he sentido el poder de este enfoque, y hemos visto el efecto que ha tenido aquí en esta oficina. El pensamiento se está moviendo…

Mi colega, Daniel Carr, y yo, nos hemos comunicado innumerables veces con las filiales durante el año, a través de conversaciones telefónicas y correos electrónicos. Y podemos sentir que los miembros de la iglesia anhelan participar más plenamente en esta misión sanadora. Como miembros de iglesia es posible que seamos tan meticulosos al tratar de llenar los puestos en nuestra filial, y mantener la propiedad de la iglesia —cortar el césped, y otras cosas por el estilo— que a veces es fácil perder de vista por qué estamos allí.

En nuestras conversaciones telefónicas, hablamos sobre ese elemento tan importante de la curación espiritual, que es la esencia de quiénes somos y por qué estamos aquí, y a menudo, al término de esas conversaciones, los miembros preguntan: “¿Van a hablar alguna vez con las filiales acerca de esto?” Y ahora podemos decir: “¡Sí!” En apoyo de la invitación que ha hecho la Junta Directiva para que se reúnan los miembros de las filiales, nos hemos ofrecido para ayudar a moderar estas reuniones. Instamos a las filiales a reunirse con o sin un moderador de La Iglesia Madre, y confiamos en que, para aquellos que nos invitan, nuestra perspectiva realmente apoye estas charlas. Daniel y yo hemos estado pensando y orando por esto durante algunos años, y nuestra experiencia aporta una perspectiva mundial que, esperamos, sea de utilidad en estas conversaciones.

A mí me parece que Cristo Jesús era sincero respecto a su misión sanadora y esperaba que los que lo siguieran también lo fueran.

Lo escuchamos con frecuencia en la Biblia, ¿no es así? En Mateo 10, él en realidad ordena a sus discípulos a salir y “Sanar enfermos, limpiar leprosos, resucitar muertos y echar fuera demonios”, y luego agrega, “De gracia recibisteis, dad de gracia”.

De modo que, como miembros de una filial —como discípulos— ¿estamos asegurándonos de que nuestra actividad de iglesia sane? ¿Estamos considerando todo lo que hacemos a través de esta lente sanadora? ¿Continuamos haciéndonos arduas preguntas sobre si estamos o no cumpliendo con esta misión sanadora?

De hecho, estas reuniones surgieron del enfoque que la Junta Directiva tiene en el fundamento espiritual de la curación-Cristo, el cual, como sabes, fue el tema de la Asamblea Anual de 2014 y de 2015 de la Iglesia. Durante ellas, la Junta Directiva habló acerca del significado de la frase que se encuentra en las primeras líneas de la página 136 de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy: “Jesús estableció su iglesia y mantuvo su misión sobre el fundamento espiritual de la curación-Cristo”.

En Actividades de las Filiales, pensamos en esa declaración todos los días. Pensamos y oramos por lo que significa para un grupo de personas reunirse y asumir el compromiso de sanar por ser el cuerpo de la iglesia. ¿Qué requiere esto de nosotros? ¿Qué representa una misión sanadora en el mundo de hoy? Y estas son algunas de las preguntas que esperamos que los miembros estén considerando en sus reuniones.

¿Se están celebrando estas reuniones a nivel mundial?

¡Sí! El año pasado Daniel y yo fuimos moderadores de reuniones en más de 80 filiales en los Estados Unidos y el Reino Unido. Tenemos planeado ampliar nuestra disponibilidad para moderar reuniones en otros países a partir de 2016. Hay tanta demanda, que estamos trabajando con algunos practicistas de la Ciencia Cristiana en el Movimiento, para que ayuden a moderar estas reuniones.

Pero los miembros de las filiales se han estado reuniendo con y sin moderador. En una ciudad, una de las iglesias quería que nosotros fuéramos moderadores, y la otra dijo: “¡Nosotros podemos hacerla por nuestra propia cuenta!”, lo cual fue muy bueno.

¿Les dan algunas sugerencias a las iglesias acerca del contenido de estas reuniones?

Algunas, pero son simplemente sugerencias. Les hemos dado algunas “semillas” en un correo electrónico que les enviamos en septiembre de 2014. Pero la verdad es que lo único que necesitan para empezar es el simple y sincero deseo de reunirse como familia de iglesia y hablar acerca de su compromiso de avanzar juntos como sanadores.

No es necesario tener un gran plan que lo abarque todo. Pero puede ser práctico identificar algunos pasos específicos que puedan dar juntos que los ayude a avanzar. Algo simple, por ejemplo, contarse los unos a los otros cómo conocieron la Ciencia Cristiana, puede ser un poderoso primer paso. Con frecuencia, una persona o una familia llegaron a la Ciencia Cristiana como resultado de una importante curación, y esa gratitud por la curación —ese amor por el Cristo sanador— nos une.

Otra cosa que hemos mencionado a los miembros es el maravilloso artículo del Christian Science Sentinel por Florence Boyd titulado “Sanar las multitudes”, donde escribe: “La Sra. Eddy en una ocasión le dijo a una estudiante que ella anhelaba que llegara el día cuando nadie pudiera entrar en una iglesia de la Ciencia Cristiana, por más enfermo o acongojado que estuviera, sin que fuera sanado, y que ese día solo llegaría cuando cada miembro de la iglesia estudiara y demostrara la verdad que contiene la Lección Sermón, y llevara consigo al servicio religioso la consciencia así preparada” (“Healing the multitudes”, July 1, 1916).

Esto ya ha tenido un impacto en muchas filiales. Les encanta la idea de que sus miembros se comprometan a trabajar con la Lección Bíblica (tomada del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana) durante la semana, demostrando la verdad que contiene, y que luego vengan al servicio religioso con su pensamiento tan animado con esas verdades sanadoras, que la gente sea sanada, ¡allí mismo! Esta es simplemente una forma en que la gente ha estado profundizando su compromiso con la misión sanadora.

Yo sé que la primera reunión que moderaste resultó ser en una filial que conocías muy bien.

Lo que fue realmente especial de mi primera reunión fue que se celebró en la primera iglesia filial a la que asistí en Spokane, Estado de Washington. De modo que yo sabía muy bien, por experiencia propia, cuán importante era su pensamiento sanador, y eso fue lo que les comenté. Yo buscaba la verdad; estaba estudiando religiones orientales cuando encontré la Ciencia. Y fue a través de las acciones de uno de sus miembros que encontré la Ciencia Cristiana.

Les conté que ese miembro hizo básicamente cuatro cosas. Primero, realmente me escuchó. Estaba genuinamente interesado en mi travesía espiritual. Segundo, me dio un ejemplar de Ciencia y Salud, y tan pronto empecé a leerlo, supe que este libro decía la verdad. Tercero, él sanaba. Vi cómo se sanó a sí mismo de una seria quemadura en un brazo, y para mí fue tan impresionante, que no quería dejarlo ir hasta que me dijera cómo lo había hecho. La cuarta cosa que hizo este miembro fue que me llevó a la iglesia —una reunión de testimonios vespertina de los miércoles— y yo no veía el momento de escuchar más acerca de cómo la gente estaba usando la Ciencia Cristiana para sanarse a sí mismos y a otros.

En general, ¿cómo te preparas metafísicamente para estas reuniones de iglesia?

Una de las cosas con las que trabajamos al comienzo de nuestras reuniones es el poema de la Sra. Eddy “Apacienta mis ovejas”, porque habla acerca de ser más público en nuestra práctica sanadora, y también, de qué manera los miembros colectivamente pueden tener un ministerio sanador más público. En su versión original en inglés, este poema dice: “La empinada cuesta, di, Pastor, cómo he de subir;  cómo a Tu rebaño yo debo reunir, debo alimentar, debo apacentar” (Mary Baker Eddy, Christian Science Hymnal, Nº 304 © CSBD). Y esto me hace pensar en Jesús y su último desayuno con sus discípulos en las playas del mar de Tiberias; cuando estuvo todo el tiempo preguntándole a Pedro: “¿Me amas?” Se lo preguntó tres veces, y cada vez, Pedro dijo: “Sí, Señor; tú sabes que te amo”. Jesús le decía: “Apacienta mis corderos. Si me amas, pastorea mis ovejas” (véase Juan 21:15-17). Así que, cuando pienso hoy en el discipulado, me pregunto: “¿Amamos lo suficiente? ¿Somos discípulos?  ¿Amamos a Dios? ¿Amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos? ¿Amamos a Jesús? ¿Amamos a nuestra Guía, Mary Baker Eddy? ¿Estamos apacentando los corderos? ¿Están nuestras iglesias pastoreando las ovejas?”

Cuando Daniel estuvo en el Reino Unido, habló con los miembros de una filial sobre estas ideas, y fue a su servicio religioso dominical al día siguiente, y dijo que fue un servicio increíblemente dinámico. El Primer Lector después se le acercó y le dijo: “¿Viste cuántos visitantes tuvimos?” Para ellos fue maravilloso, y brindó una evidencia inmediata del poder de su pensamiento para cambiar su experiencia en la iglesia.

El progreso exige acción, una acción profunda, mental, inspirada, basada en la oración, que enfrenta los desafíos de la comunidad y los sana.

Esa es una buena ilustración del movimiento de pensamiento del que estabas hablando antes.

Totalmente. Tal vez recuerdes que la Junta Directiva nos pidió que leyéramos el sermón de dedicación de la Sra. Eddy, “ ‘Escoged’ ” (véase La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, págs. 3-6), en preparación para la Asamblea Anual 2014 y 2015. Antes de ir a una reunión de la filial, les pedimos a los miembros que siguieran estudiando ese mismo sermón, junto con la frase de la página 136 de Ciencia y Salud que mencionamos antes. Al trabajar con estos dos textos juntos siento que me hablan con mucho énfasis del discipulado. ¿Qué estamos escogiendo? Como individuos, ¿estamos eligiendo mirar ese programa de televisión que nos gusta, o estamos optando por orar acerca del Ebola, o cualquier otra de las enfermedades que actualmente son una plaga en el mundo? O bien, como miembros de la iglesia, podríamos preguntarnos: “¿Estamos escogiendo dar nuestros recursos (nuestro pensamiento y fondos) al mantenimiento de un edificio, o estamos optando por usar nuestros recursos para sanar a nuestra comunidad de sus desafíos?” No es que estos se excluyan entre sí, y no estoy diciendo que lo hagan, pero a veces puede que ese sea el caso.

¿Estamos orando por aquellos entre nosotros que padecen, y estamos sanándolos? Podemos hablar de sanar a la comunidad y al mundo, pero ¿acaso estamos demostrando unidad y un amor semejante al Cristo en nuestras propias familias e iglesias?

Me da mucho gusto que menciones esto. Me hizo acordar de esta declaración de Mary Baker Eddy: “…debes amar muy especialmente a tus hermanos. Debes reunirte con ellos, animarlos en su labor, señalarles la senda del amor y demostrársela amándolos primero y esperando con paciencia a que ellos den ese gran paso a tu lado, amándose unos a otros y caminando juntos”. Luego ella dice: “Esto es lo que debe ver el mundo antes de que podamos convencerlo de las verdades de la Christian Science” (Mary Baker Eddy: Una vida consagrada a la curación cristiana, pág. 161). De modo que estás en lo cierto, ¿somos amorosos y cuidamos los unos de los otros?

Val, tengo la impresión de que tú y los demás están haciendo este trabajo en gran escala: reuniéndose con los miembros, alentando a las filiales en su trabajo, e “indicando el camino del amor”. ¡Me encanta la forma en que la Sra. Eddy lo indica! A veces se enfrentan desafíos que tratarían de detener o frenar los esfuerzos de poner la curación primero.

Una de las cosas que aportamos a este trabajo es una perspectiva mundial; vemos que los desafíos que enfrenta la iglesia de Walla Walla, Estado de Washington, no son muy diferentes de los de Berlín, Alemania. Y podemos ver esos desafíos como un diagnóstico, o podemos verlos como imposiciones impersonales sobre la idea espiritual de Iglesia con “I” mayúscula.

Para mí es interesante que una de las definiciones de diagnóstico sea “la identificación de la naturaleza de una enfermedad u otro problema mediante el análisis de los síntomas”. De manera que, ¿acaso queremos centrarnos en analizar los síntomas: falta de unidad, disminución en el número de miembros, falta de fondos, apatía, etc.? ¿O, en cambio, hacemos resplandecer una luz sobre la verdadera naturaleza espiritual sanadora de la Iglesia? ¿Cuál de los dos enfoques nos sana y nos hace avanzar? ¿Cuál nos une y fortalece, y bendice a otros?

Es tan importante estar consciente de eso, de que los argumentos que nos vienen que pondrían resistencia al Cristo sanador, o la Verdad, no son otra cosa más que diagnósticos humanos.

Correcto. Si pensamos: “Nosotros no progresamos porque la sociedad es muy secular ahora, y ya nadie está interesado en asistir a la iglesia”, eso es un diagnóstico. Si lo dejamos allí, estamos en problemas porque puede ser una justificación para sentirnos desalentados e inactivos. Pero el progreso exige acción; y no el tipo de acción que nos mantiene siempre ocupados, sino el tipo de acción que sana. La acción mental inspirada, profunda, en oración, que enfrenta los desafíos de la comunidad, y los sana, que identifica los obstáculos a nuestro progreso, y mentalmente los elimina.

Además, hay algo único en el trabajo que se hace en la iglesia. El mismo requiere de la demostración colectiva, la disposición de trabajar juntos y probar activamente que los hijos de Dios son uno en Cristo. No es siempre fácil, pero es una alegría tan grande cuando estamos dispuestos a realizar el trabajo. Y ahora, más que nunca, nos necesitamos los unos a los otros. Y el mundo nos necesita. El mundo necesita ver y sentir el poder del amor.

A mí me encanta trabajar con esta idea: la Iglesia es de Dios; es una idea espiritual. Y la Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo” (pág. 463). De modo que si hay una imposición por la cual una iglesia está orando, dentro o fuera, bueno, eso es nocivo para la idea espiritual de Iglesia. Cuando oramos con la verdad acerca de lo que es la Iglesia, y entendemos claramente qué incluye y qué no incluye la Iglesia, esa imposición no puede permanecer.

Es útil recordar que estamos lidiando con todos estos asuntos enteramente en el reino mental —en el pensamiento— y ese es el único lugar donde pueden ser sanados.

Exactamente. Debo mencionar que una de las imposiciones que vemos es que el 45 por ciento de nuestras iglesias no tienen un practicista de la Ciencia Cristiana listado en el Journal, entre sus miembros. Puede que los miembros no consideren que esto sea particularmente un problema, pero ¿no es un practicista realmente la evidencia de que hay un compromiso colectivo con la curación espiritual en esa iglesia?

No puedo evitar preguntarme qué pensaba la Sra. Eddy acerca de esto, puesto que en su Manual de la Iglesia, ella dice que uno de los requisitos para organizar una iglesia es tener por lo menos un practicista listado en el Journal (véase pág. 73). Ese es uno de los desafíos sobre los que podemos hablar en estos talleres de la iglesia. Si ya no hay un practicista de la Ciencia Cristiana en tu filial, ¿cómo puedes cambiar la situación?

¿Creemos realmente en la totalidad de Dios y en lo que leemos en Ciencia y Salud? ¿Creemos que la Ciencia Cristiana es el Consolador prometido?

Podríamos decir que todo miembro de la iglesia es un practicista de la Ciencia Cristiana, ya sea que esté listado en el Journal, o no.

Y es así como debe ser. Tener un practicista en la iglesia ciertamente no significa que el resto de los miembros no están sanando o tomando casos. Lo que escuchamos de los miembros es: “El Manual dice que solo se necesita un practicista listado en el Journal cuando eres una iglesia que recién se anuncia”. Y nuestra respuesta es: “Pero ¿acaso nuestras iglesias no se renuevan cada día?”

Yo pienso que los requisitos para anunciarse como iglesia en el Journal son los requisitos mínimos que ayudan a garantizar su éxito: Dieciséis Científicos Cristianos leales, cuatro de los cuales son miembros de La Iglesia Madre, y por lo menos un practicista activo que esté listado en el Christian Science Journal (Manual de la Iglesia, pág. 72-73).

A mí me parece que también las mesas redondas con practicistas de la Ciencia Cristiana que se celebraron en el Movimiento este año, así como estas reuniones de las iglesias filiales, tratan ese Estatuto de la Iglesia acerca de que las filiales tienen que tener, por lo menos, un practicista.

¡Lo hacen! Y nuestras reuniones con las filiales trabajaron muy estrechamente en colaboración con las mesas redondas con practicistas. Las mesas redondas con practicistas ayudaron a romper cualquier impedimento o resistencia a avanzar en nuestra práctica sanadora individual. Las reuniones de las filiales nos permiten a todos contemplar desde una nueva perspectiva las expectativas de nuestra Fundadora, de que la razón por la que existe una filial es, en primer lugar, para derramar la verdad y el amor que produce la curación, no simplemente sobre la congregación, sino también sobre aquellos de la comunidad que están listos para responder.

Me imagino que la timidez de tomar casos podría ser un tema a tratar.

Sí, y las mesas redondas con practicistas hablaron al respecto. Cuando fui a una mesa redonda con practicistas de la Ciencia Cristiana, mientras escuchaba hablar a otros sobre los obstáculos de tener una práctica pública, me vino muy claramente la idea de que lo que se exige de nosotros es que consintamos en tomar casos. Si damos nuestro consentimiento, estamos diciendo: “Dios, yo Te confío a Ti mi práctica, porque sé que lo que sea que se me presente estará dirigido por Ti, y tendré todo lo que necesite para poder ayudar”.

Y esa misma noche recibí un mensaje de texto de mi sobrina pidiéndome que orara por su bebé de tres meses, que había estado llorando y parecía adolorido. Ella no es Científica Cristiana, pero sabe que yo lo soy, y me dijo: “No sé qué hacer”. Le respondí de inmediato diciendo que oraría por él, y luego agregué: “Simplemente llévalo a un cuarto tranquilo, acúnalo y cántale con mucha tranquilidad”. Le pedí que se comunicara conmigo en diez minutos para decirme cómo estaba el niño. Yo sabía que podía esperar una curación rápida.

Entonces oré. Me volví a Dios de todo corazón y dije: “Bueno, Padre-Madre, doy mi consentimiento, y ahora simplemente voy a escuchar lo que Tú conoces sobre este dulce bebé y su madre”. Y Dios llenó mi pensamiento asegurándome que este bebé estaba totalmente bajo Su cuidado, que solo lo tocaba el amor de Dios, y nada más. Yo tenía la certeza de que Dios estaba realizando la curación, y que simplemente necesitaba estar callada y continuar afirmando lo que Dios sabía acerca de esta criatura.

Pronto me sentí totalmente en paz, y percibí cuánto amaba Dios a ese bebé y a su familia, y cuidaba de él; no había nada allí que pudiera interrumpir la armonía. A los 15 minutos de recibir el primer mensaje, mi sobrina me envió una fotografía del bebé profundamente dormido. Todo estaba bien. Y yo me sentí profunda y humildemente agradecida por haber podido ser útil.

¡Qué maravilloso ejemplo de las curaciones rápidas que deseamos realizar constantemente!

Eso es parte de nuestro discipulado. Yo no soy una practicista listada en el Journal por el momento, pero he tomado instrucción de clase Primaria en Ciencia Cristiana, de manera que me han preparado bien para sanar.

A veces necesitamos hacernos con toda honestidad algunas preguntas importantes. ¿Realmente creemos en la totalidad de Dios y lo que leemos en Ciencia y Salud? ¿Le creemos a la Sra. Eddy cuando nos dice que la Ciencia Cristiana es el Consolador prometido? Si lo creemos, y también queremos obedecer los dos grandes mandamientos que Jesús nos dio, de amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, entonces las siguientes preguntas podrían ser: “¿Cómo puedo amar más? ¿Qué función cumplo yo? ¿Cómo puedo trabajar con otros Científicos Cristianos para usar esta Ciencia para bendecir y sanar? Considero que una de las respuestas a estas preguntas es la Iglesia. A veces estamos tan distraídos por las preocupaciones de este mundo, ya sea que estén o no relacionadas con la iglesia, que simplemente tenemos que tomar consciencia de nuestras oportunidades presentes.

Eso me recuerda lo que dice Pablo en su epístola a los romanos: “Es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos” (Romanos 13:11).

Bueno, eso trae a colación otro punto. Una de las cosas sobre las que hablamos en estas reuniones es la necesidad, como miembros colectivamente, de manejar el magnetismo animal, porque siempre quiere hacernos dormir de alguna manera, hacernos creer que no podemos sanar, o que no estamos sanando como acostumbrábamos hacer, o dividirnos, separarnos de Dios, unos de otros, y separar a las filiales de La Iglesia Madre. Pero esta división es en realidad un ataque contra el Cristo, porque, ¿no es acaso la demostración colectiva de iglesia la demostración de la unidad del Cristo, nuestra filiación colectiva con Dios? Así que, si algo está ocurriendo en tu filial que está tratando de dividir, maneja el magnetismo animal y esto traerá curación.

El primer Secretario de La Iglesia Madre, William B. Johnson, cuando respondía las cartas de personas que preguntaban cómo anunciarse como Sociedad de la Ciencia Cristiana, generalmente les preguntaba tres cosas. Primero, inquiría acerca de su obra sanadora: “¿Están sanando enfermos y reformando pecadores?” Segundo, les preguntaba si tenían suficientes miembros como para hacer el trabajo, ¡una pregunta muy práctica! Y tercero, preguntaba si sus miembros tenían suficiente comprensión de la Ciencia Cristiana como para entender la necesidad de orar cada día para manejar el magnetismo animal que pretendería impedir que la Ciencia Cristiana estuviera presente en la comunidad. En otras palabras, orar para destruir cualquier sugestión de desaliento, duda, temor, desavenencias, etc., mediante su comprensión de la totalidad de Dios, el bien. (Esto es una paráfrasis que encierra lo que les dijo a varias personas que le hicieron la consulta.)

Él terminó una carta con esta frase: “Lo que se necesita es curación, curación, curación, y si no se realiza la curación constantemente, la mera organización de una iglesia no contará mucho para el éxito de nuestra causa” (William B. Johnson to Olive Weymouth and others, July 25, 1903, Clerk’s letterpress books, Organizational Archives of The Mother Church).

¡Ese es un mensaje bastante claro!

Sí, lo es, y una buena llamada de atención. Esperamos con mucha alegría enterarnos de cómo nuestros miembros y filiales están trabajando juntos en esta trayectoria de la luz. Acabamos de empezar con estas reuniones de las iglesias filiales, pero ya estamos recibiendo noticias de las filiales informando acerca del progreso inmediato y transformador que están experimentando. ¡Queremos saber más! A medida que las filiales empiecen a trabajar con estas ideas, las invitamos a que vuelvan a comunicarse con nosotros para contarnos acerca de su progreso y cómo están avanzando juntos ¡como una iglesia de sanadores!

Estamos en esto juntos, este es nuestro turno de guardia.


Nos encantaría saber de ustedes? Por favor, envíennos un correo para avisarnos de qué manera los miembros de su filial se están comprometiendo con la misión sanadora de la iglesia. Nuestro correo electrónico es tmcbranch@csps.com. Si su filial está interesada en saber más acerca de estas reuniones, o en tener un moderador de La Iglesia Madre, visiten nuestra página Web: http://christianscience.com/iglesia-de-sanadores.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 2015

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.