Desde el primer momento en que empecé a leer el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, su lectura me atrapó. Quería conocer más acerca de Dios, y no podía dejar de leerlo. Presentaba ideas muy diferentes a las que siempre había creído. Así fue como, sin darme cuenta, muchos problemas que tenía comenzaron a solucionarse.
Cuando empecé a leer el libro Ciencia y Salud, mi hija y yo vivíamos juntas y no teníamos trabajo. Aunque yo no había estado orando específicamente por esto, de repente fueron surgiendo ideas que fuimos llevando a la práctica y en apenas dos meses estábamos trabajando muy bien. Mi especialidad era hacer pelucas, luego se incorporó mi hija, y comenzamos a hacer pelucas y postizos para un peluquero muy famoso de Argentina. Después, seguimos trabajando en forma más independiente, y la provisión siempre estuvo presente.
Una curación que me sorprendió mucho fue descubrir que mis amígdalas ya no eran visibles. Mis amígdalas eran enormes, y a veces, cuando me enfermaba de anginas, tenía que dormir sentada porque no podía respirar. Esa era una condición que había padecido desde niña, y los médicos les habían dicho a mis padres que corría un riesgo muy grande si no me operaban. No obstante, la curación se produjo por medio de la acción de la Mente divina, a medida que comprendí mejor mi relación con Dios.
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