Durante siglos, la gente ha creído que para alcanzar el cielo y la salvación, deben sufrir y ser pobres. Pero esos pensamientos acerca de Dios están cambiando. ¿Qué tipo de dios requeriría el sufrimiento y la pobreza de sus hijos para bendecirlos? Es difícil amar a un dios así. Sin embargo, la Biblia declara: “Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:5).
La Ciencia Cristiana resuelve esta contradicción al enseñarnos qué es Dios verdaderamente, y demostrando de qué manera una comprensión más clara de Dios y el amor por Él, trae el progreso espiritual y las bendiciones que anhelamos.
Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe: “Dios es la Mente, el Espíritu, el Alma, el Principio, la Vida, la Verdad, el Amor, incorpóreos, divinos, supremos, infinitos” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 465). Ella explica que, como la Mente única e infinita o Dios —el bien— está siempre presente, los pensamientos de la Mente nunca están estáticos, nunca están obstruidos. La Mente está siempre desenvolviendo su creación espiritual en completa armonía.
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