El siguiente versículo de Proverbios en la Biblia, expresa para mí de forma concisa la experiencia que estoy por relatar: “Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (3:5, 6). Como a muchos otros, a mí me enseñaron, tanto en casa como en la escuela, a razonar con sabiduría y pedir el consejo de otros antes de tomar una decisión. Este enfoque puede evitar que tomemos decisiones apuradas y finalmente erradas basadas en un “presentimiento”. Sin embargo, he encontrado que hay una tercera opción: recurrir a Dios y confiar en Su guía. Y he descubierto que este es el enfoque que trae las bendiciones más grandes.
Hace varios años, yo era trabajador social. A mí me encantaba mi trabajo. No había un minuto de aburrimiento, satisfacía mi deseo de hacer algo importante, y mis relaciones, tanto con mis colegas como con mis supervisores, demostraban aprecio y apoyo. No obstante, el trabajo no me permitía usar plenamente todos mis talentos. Así que con el tiempo, sentí el deseo de regresar al mundo de los negocios, en el cual había trabajado durante diez años.
Yo ansiaba asumir mayores responsabilidades. Constantemente, semana tras semana, sentía el impulso de hacer otro tipo de trabajo, y estaba pensando seriamente en efectuar un cambio. Además, cuatro de las cinco familias que estaba cuidando en aquella época, habían progresado mucho para estabilizar su situación, tanto era así, que estaban listos para vivir de manera independiente, lo que significaba que, si yo me iba, no necesitarían adaptarse a un nuevo trabajador social.
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