La mayoría de nosotros en algún momento, se ha visto probablemente enfrentado con una situación difícil: tensiones en el trabajo, un problema económico aparentemente insuperable, o un prolongado desafío físico. Entonces puede que nos preguntemos: ¿Qué puedo hacer? ¿Por dónde empiezo? ¿Tengo la fortaleza necesaria como para superar esto? Las respuestas, o más bien, las instrucciones de cómo hacerlo, pueden encontrarse en una conocida historia de la Biblia, cuando se la considera bajo la luz de la Ciencia Cristiana.
En Éxodo, capítulos 3 y 4, leemos que Dios le encomendó a Moisés liberar a los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto. Sin embargo, Moisés no sentía que estaba preparado para hacerlo: No se expresaba bien, no podría convencer a la gente, y de todos modos, nadie le creería. Mientras Moisés seguía dudando de su habilidad para cumplir con su misión, Dios le mandó que arrojara al suelo su vara. Esta vara era importante para Moisés en su labor diaria como pastor. Le resultaba útil cuando atravesaba terrenos escabrosos, podía apoyarse en ella, y de ser necesario también podía servirle como un arma para defenderse de los animales salvajes. Probablemente, no sería una exageración decir que la vara era de vital importancia para Moisés. Podemos aprender muchas lecciones de los pensamientos que le vinieron a Moisés como la voz de Dios. El mandato de arrojar su vara al suelo se podría interpretar como una indicación de dejar de lado algo que para él era muy importante. Y, como era un hombre obediente, “la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella” (Éxodo 4:3). Para mí, este versículo está diciendo lo siguiente: Al dejar de lado algo en lo que hasta ese momento él se había apoyado y confiado, de pronto se sintió impotente, inseguro. Su vara se había transformado en una víbora; Moisés se asustó y “huía de ella”. Pero inmediatamente después de ese primer mandato vino el segundo: “Extiende tu mano, y tómala por la cola”. Humanamente, esto no parecía ser una idea sensata, pues cualquier persona cuerda sabe que si intentas agarrar una serpiente por la cola, esta podría morderte con facilidad. No obstante, Moisés obedeció la voz de Dios. Superó su temor, la tomó por la cola, y la serpiente se transformó en una vara en su mano (véase Éxodo 4:4).
Moisés empezó a comprender que solo hay un poder, un Dios.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!