Estaba en el séptimo mes de embarazo de mi hija menor, cuando recibimos la noticia de que había fallecido el sobrino de mi marido. Esto me afectó mucho, y además del dolor de la pérdida me invadió un gran miedo por la salud de la criatura. Estos pensamientos eran como fantasmas que me venían a la mente constantemente, y comenzaron a afectar mi descanso, mi tranquilidad.
Mi familia estaba muy preocupada por mi salud. Para entonces, mis padres ya conocían la Ciencia Cristiana, y estaban leyendo el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Yo había comenzado a leer algunos Heraldos, y sus ideas realmente me encantaban, me daban mucha paz.
No obstante, a mí me costaba mucho descansar. También tenía un niño de tres años, y trabajaba, así que realizar todas esas actividades sin haber dormido, me resultaba difícil.
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