¿Sabías que Mary Baker Eddy, aparte de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, revisó el Manual de la Iglesia más que cualquier otro de sus libros? Ella escribe sobre sus Estatutos, en parte, de la siguiente manera: “Fueron impulsados por un poder impersonal; (…) Surgieron de la necesidad, la lógica de los acontecimientos, — de la urgencia apremiante que de ellos había, como una ayuda necesaria para mantener la dignidad y defensa de nuestra Causa…” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 148). Ella puso muchísimo cuidado al desarrollar y articular el Manual, escuchando a Dios para dirigir la redacción de cada Estatuto. Siempre fue humilde, precisa, cuidadosa, y obediente al elaborar el contenido del Manual de la Iglesia. ¿Está cada uno de nosotros siendo igual de preciso y obediente, sintiéndose agradecido por este libro y el inspirado sentido de gobierno que ofrece? ¿Estamos recurriendo a él humildemente y escuchando cómo Dios desenvuelve qué es lo próximo que tenemos que aprender de sus inspiradas páginas? Después de todo, “Edificada sobre la roca, nuestra iglesia soportará las tormentas de los siglos…” (Escritos Misceláneos, pág. 140).
El Manual es una parte esencial de nuestra Iglesia, y con él como nuestra guía, la Iglesia realmente “soportará las tormentas de los siglos”, perpetuando y manteniendo la gobernabilidad de la Mente y por lo tanto curando y salvando a la humanidad. La “dignidad y defensa de nuestra Causa” se mantendrá. ¡Qué llamada a filas! No se trata de conformidad apática o ciega obediencia —es un toque de clarín a cada uno de nosotros, para tomar nuestra posición mental a favor del poder de Dios en defender y promover esta preciosa Causa de la Ciencia Cristiana. Qué mejor oportunidad podríamos tener, que a través de nuestra práctica diaria de la Ciencia divina, tengamos la expectativa de ver curación y salvación en todo el mundo, e insistamos en ellas —curación y salvación del pecado, la enfermedad y la muerte— ya sea que se presenten en forma de enfermedad o pobreza, extremismo o un sentido de temor o desesperanza. Si con receptividad, damos testimonio de la sustancia espiritual del Manual de la Iglesia, estamos contribuyendo en oración con el buen gobierno alrededor del mundo.
Cada uno de nosotros, como Científicos Cristianos, tiene un papel fundamentalmente importante en apoyar y apreciar la aplicabilidad y relevancia del Manual, porque al igual que con todas las cosas relacionadas con la iglesia, esto comienza por nosotros como individuos.
Hace algunos años, un nuevo miembro de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, una mujer joven, fue elegida para ocupar el puesto de secretaria. Su predecesora, una mujer de más edad atada a sus costumbres, trataba a esta nueva miembro en lo que se volvió una manera paternalista y poco amable. La tensión entre los dos creció, con una de las mujeres siendo cada vez más obstinada y la otra teniendo cada vez más justificación propia para sentirse herida. Hasta que un día, después de una discusión entre las dos, la mujer más joven se volvió a Dios en oración y vio con gran claridad que debido a que las dos, ella y la otra mujer, eran Científicas Cristianas, indudablemente ambas estaban orando por la situación. Ambas amaban a Dios, amaban la vida y el ejemplo de Cristo Jesús, amaban la práctica de la Ciencia Cristiana, y amaban a Mary Baker Eddy por su descubrimiento de las reglas atemporales de la curación. Ambas amaban a su iglesia filial y querían que prosperara, y ambas estaban haciendo todo lo posible para lograr ese fin. En lugar de estar en desacuerdo la una con la otra, en realidad, tenían una enorme cantidad de cosas en común, y la unidad era más importante que la pequeñez de sus desacuerdos. Sobrepuesta con compasión y humildad, la mujer más joven tomó el teléfono para llamar a la otra miembro y expresarle gratitud ya que ambas amaban la iglesia y querían servirla bien. La tensa relación fue sanada durante esa llamada telefónica, “la fraternidad cristiana” (véase el Manual, pág. 51) fue gratamente expresada, y las mujeres pasaron a ser buenas y perdurables amigas.
Nuestro papel en la iglesia es dar testimonio con gratitud, del gran poder y la dulce presencia continua de Dios, en cada actividad, ¡incluso cuando justo lo contrario parece ser cierto! Cristo Jesús nos dijo: “Para Dios todo es posible” (Mateo 19:26), y Dios le dio el Manual a Mary Baker Eddy como un medio para mantener “la dignidad y la defensa” de la Ciencia Cristiana. Cuán importante es, entonces, volvernos a él, leerlo, obedecerlo, y confiar en él. John C. Lathrop registra que la Sra. Eddy dijo: “Cada estatuto en el Manual es inspirado”, y “Enseña a tus estudiantes, pacientes, y a todo el mundo, a ser leales a los Estatutos, y todos ellos serán bendecidos” (Conocimos a Mary Baker Eddy, Edición Extendida, Tomo I, pág. 269).
No sólo vamos a ser bendecidos por nuestra lealtad a los Estatutos, sino que nosotros, y nuestra Iglesia en su conjunto, también tendremos más éxito en la curación y estaremos más iluminados y revigorizados espiritualmente. “De esto estoy segura, de que cada Regla y Estatuto de este Manual aumentará la espiritualidad de aquel que lo obedece, y fortalecerá su capacidad para sanar al enfermo, consolar a los que lloran y despertar al pecador” (Mary Baker Eddy, La Primera Iglesia de Cristo, Científico y Miscelánea, pág. 230). Cuando somos leales a los Estatutos, estamos mejor preparados para apoyar y sanar a otros, para traer curación a nuestro mundo, y ser testigos del reino de los cielos de Dios aquí y ahora.
Después de todo, nuestra Iglesia “está destinada” —¡destinada por Dios!— “... a ser edificada sobre la Roca, el Cristo; o sea la comprensión y la demostración de la Verdad, la Vida y el Amor divinos, sanando y salvando al mundo del pecado y de la muerte; para así reflejar, en cierto grado, la Iglesia Universal y Triunfante” (Manual, pág. 19). Somos parte de ese designio universal. Por medio de nuestra confianza en Dios, podemos expresar, en cierto grado, la convicción de Moisés, la claridad espiritual penetrante de Cristo Jesús, y la fe sin límites y el Cristianismo de Pablo. Al hacerlo, estaremos demostrando la firmeza y la fuerza de este magnífico Cristo Científico y su efecto transformador en toda la humanidad.
Original en Inglés
Publicado originalmente en el Christian Science Journal de Octubre de 2016.
