Hay personas que se sienten muy cerca de Dios. Creen que Dios cuida de ellos y que pueden contar con Su cuidado. La Biblia promueve esta idea profundamente arraigada, y muchos han tenido pruebas de ella en su vida.
La idea de que somos uno con Dios va espiritualmente aún más hondo, a la esencia misma de nuestra relación con Dios, y a la razón por la cual Él está cerca de nosotros. Cristo Jesús nos enseñó y demostró nuestra unidad con Dios, con el fin de eliminar la creencia de separación que sustenta el pecado y el sufrimiento humano. Los resultados de la verdad que Jesús enseñó fueron las innumerables curaciones que realizó, la restauración de la integridad y la salud de aquellos que estaban discapacitados o abrumados por la enfermedad, aparentemente apartados de la ayuda de Dios.
En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy escribe: “Así como una gota de agua es una con el océano, un rayo de luz uno con el sol, así Dios y el hombre, Padre e hijo, son uno en el ser. Las Escrituras dicen: ‘Porque en Él vivimos, y nos movemos, y tenemos nuestro ser’” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 361).
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