Uno de los analistas políticos que más me gusta presenta, por lo general, una evaluación moderada y balanceada de los temas que trata. Puede ser preciso respecto a lo que considera que es correcto o equivocado, pero sus puntos de vista generalmente reflejan una perspectiva imparcial.
En esta época de polarización política y opiniones extremas, se recibe con agrado un punto de vista equilibrado de los hechos. Nos recuerda un versículo de la Biblia del Nuevo Testamento que dice: “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca” (Filipenses 4:5). A mí me gusta pensar en esto en relación a otro versículo: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:5).
Por supuesto, ser humanamente moderado respecto a todo, no significa tener la mente que estaba en Cristo Jesús. El Mostrador del camino no manifestaba meramente una actitud de la mente humana. Él se rendía ante Dios, la Mente divina única. Podríamos decir que Jesús nos mostraba moderación desde un punto de vista espiritual. Por ejemplo, no se comprometía con la maldad. Era muy claro e inequívoco acerca de la importancia de adorar a un solo Dios y ser obedientes a Su ley divina. No obstante, al hacerlo de ninguna manera excluía la moderación. Eso se debe a que Dios es también Amor, como dice la Biblia. Jesús nos mandó que debíamos amarnos unos a otros. Enseñó e ilustró el perdón. Nos mostró que la Mente que expresamos —la Mente que expresamos realmente por ser hijos de Dios— es el Amor infinito.
Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana apartan el pensamiento de la disensión que provocan tantas mentes personales y las discordancias de las opiniones personales, y lo guía hacia la Mente única.
Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana apartan el pensamiento de la disensión que provocan tantas mentes personales y las discordancias de las opiniones personales, y lo guía hacia la Mente única que realmente es, y a la verdadera naturaleza del hombre como imagen espiritual de la Mente divina. En la Mente que es Amor no existe la audacia de querer imponer la voluntad personal. No existen perspectivas dañinas atrincheradas luchando por tener el control. La Mente infinita solo produce armonía, y bendice a todos.
Expresar una especie de moderación inspirada por Dios, no consiste en ser desabrido y falto de convicción. Como tampoco significa que estamos renunciando a nuestra individualidad. Consiste en intercambiar un sentido personal de ego, por el reconocimiento de que Dios, el único poder creativo totalmente sabio del universo, es el único Ego verdadero, y el verdadero gobernador del hombre. El gobierno del Amor divino no incluye una actitud intransigente de odio o intolerancia; no incluye egoísmo o puntos extremos.
La descubridora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribe: “Cuando los preceptos divinos son comprendidos, desarrollan el fundamento de la fraternidad, en la cual una mente no está en guerra con otra, sino que todos tienen un único Espíritu, Dios, un único origen inteligente, de acuerdo con el mandato bíblico: ‘Tened dentro de vosotros esa Mente que estaba también en Cristo Jesús’ ” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 276).
La oración que es inspirada por la convicción de que la Mente divina realmente gobierna, puede promover la moderación y ayudarnos a todos a dar los pasos en una dirección productiva.
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 5 de octubre de 2015.
Impreso originalmente en el Christian Science Monitor del 3 de agosto de 2015.
